Situada a las afueras de Tepoztlán, la Casa se reparte en tres pabellones unidos por una cubierta buscando abrir todas las vistas y los espacios principales a las montañas que la rodean. Está proyectada y construida por el estudio de arquitectura Cadaval & Solà-Morales naciendo de la piedra, material de uso común en la zona.
Esta vivienda tiene 300 metros cuadrados y su principal material es la piedra. Material de uso común en la zona, requiriere poco mantenimiento y tuvo un costo bajo.
Ubicada a las afueras del pueblo de Tepoztlán, en Morelos. La casa aprovecha los días soleados y las temperaturas son agradables todo el año.
La casa está conformada por tres pabellones unidos por una cubierta apoyada sobre una piedra escultural que genera dos patios techados.
Se descubre “una secuencia de relaciones abiertas y cambiantes con la naturaleza”, en palabras de los arquitectos. Como telón de fondo, dos cordilleras espectaculares invitan a apreciar el panorama al aire libre o a través de los ventanales de piso a techo en los espacios interiores.
Depurado, geométrico y austero, son algunas de las palabras que vienen a la mente cuando se observa esta casa sin ostentación. Fue amueblada y decorada por Martha Pérez con piezas y colores suaves honrando el espíritu general del proyecto.
El resultado es singular e impactante, con el equilibrio justo entre líneas arquitectónicas sobrias y sorprendentes.
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