La Arquitectura Japonesa

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Perdida entre árboles, extensiones de montañas y hecha de madera: así es la arquitectura japonesa.

La arquitectura japonesa es una manifestación íntima de la naturaleza. Pocos estilos arquitectónicos han logrado mantenerse fieles a su estética durante tanto tiempo, y el japonés es un referente en este ámbito. No fue sino hasta mediados del siglo XIX que comenzaron a integrarse estilos globalizados en su característica arquitectura de madera, con columnas, vigas y techos a dos aguas.

Nos encontramos ante una de las arquitecturas más hermosas, icónicas y funcionales de la historia del diseño, ya que su estructura no necesitó ser transformada durante varios siglos.

La sensibilidad con la que los japoneses construyeron sus templos y viviendas habla de su sabiduría ancestral y, sobre todo, del respeto que la naturaleza les inspira, hasta el punto de querer fundirse con ella. Sin embargo, con un estilo tan reconocido, las presentaciones sobran.

Nacimiento de la arquitectura japonesa

La icónica arquitectura japonesa que conocemos hoy es, en realidad, una mezcla de estilos orientales. Las construcciones adoptaron la estética de la arquitectura china cuando Japón entró en contacto con la Dinastía Han, alrededor del siglo III a.C.

Las viviendas japonesas, que eran semi enterradas y contaban con pisos de tierra apisonada y techos de palma, se transformaron gradualmente edificios.

Significado de la arquitectura japonesa

Gran parte de la arquitectura japonesa está relacionada con sus religiones (sintoísmo y budismo), como ha sido normal en la historia de la arquitectura mundial. Sin embargo, a diferencia de Occidente, la arquitectura japonesa optó por una expresión más sutil y sencilla, pero con una absoluta integración a la naturaleza.

Antes de que el budismo se estableciera con fuerza en Japón, sus habitantes ya practicaban el sintoísmo y veneraban a ciertos dioses que, según sus creencias, habitaban entre montañas, rocas y árboles. Por esta razón, podemos encontrar edificios históricos ocultos entre el vasto paisaje nipón.

Para la arquitectura japonesa tradicional, lo primordial era diseñar espacios ideales para la reflexión, que fueran espirituales y tranquilos. La mítica introspección de los japoneses se trasladó a sus edificios. Además, el arquitecto alemán Bruno Taut teorizó que las construcciones niponas son una alegoría perfecta del árbol: las raíces representan los cimientos; el tronco, el núcleo espacial; y las ramas y flores, la cubierta. Incluso la estructura expuesta hace referencia a la pureza de sus edificaciones, mientras que el tatami simboliza la vegetación dentro de la arquitectura, integrando lo artificial con lo natural.

Nota realizada por: Montero Miranda Kenya Xochiquétzal – 1er semestre Ingeniaría Civil

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