La Historia se remonata por primera vez a doña Felicitas Sánchez en la estación de ferrocarril de Cuautla, Morelos, por el año de 1908, tiempos previos a la revolución, y de ahí viene su importancia, pues posteriormente fue el alimento de las tropas y además sacó de penurias económicas a las mujeres abandonadas por sus maridos, ésos que, con el pretexto de “me voy a la revolución”, jamás volvieron. Estas mujeres se dedicaron a vender el famoso taco en las estaciones de ferrocarril, pues la revolución sureña se escribió en esos “gusanos de hierro” y también en los caminos por donde pasaban las tropas, manteniendo así de manera digna a su familia. Haciendo cuentas, este taco lleva más de 100 años alimentando a la golosa sociedad tlahuica.