“El Regiomontano Universal”
“…la paz, como la democracia,
sólo puede dar todos sus frutos donde todos la respetan…”
Alfonso Reyes nació el 17 de mayo de 1889, en Monterrey, Nuevo León. Estudió Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Ciudad de México.
Desde muy joven se convirtió en un poeta polígrafo, que formó parte del grupo de jóvenes escritores que fundaron el Ateneo de la Juventud (1909), que representó la máxima expresión de la realidad social y política de México durante la época del Porfiriato.
Después de participar en el movimiento antimaderista, salió de México en 1913 y vivió en España, donde permaneció hasta 1924; ahí se consagró a la literatura y al periodismo. Su fama en Europa llegó a México, y fue entonces cuando el gobierno lo incorporó al servicio diplomático, en el que brindó sus servicios durante casi veinte años, en países como España, Francia, Argentina y Brasil.
Regresó a México en 1939 para presidir la Casa de España, institución fundada principalmente por refugiados de la Guerra Civil Española, que después se convertiría en el prestigiado Colegio de México.
Reyes fue uno de los principales promotores de la investigación literaria en México, y uno de los mejores críticos y ensayistas en lengua castellana; la política fue materia prima fundamental de sus trabajos.
Su quehacer literario le permitió obtener importantes reconocimientos: integró la Academia Mexicana de la Lengua (1940), de la que más tarde llegó a ser director; fue Premio Nacional de Literatura (1945); y Doctor Honoris Causa por la Sorbona de París y por la Universidad de California en Berkeley.
Dejó su legado en una gran cantidad de obras en verso y prosa, en poemas, narraciones y ensayos que quedaron integrados, casi todos, en el título Obras Completas.
El 27 de diciembre de 1959 falleció en la Ciudad de México, y fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres.