Jardines Prehispánicos

El diseño que olvidamos y que deberíamos traer de vuelta

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Hola, aquí Nat!

A ver, les tengo un dato que salió en mi clase de diseño de jardines y que, la neta, me dejó pensando. Resulta que nos pusimos a hablar de los jardines prehispánicos, y yo así de: “Ok, seguro eran bonitos y ya”. Pero no, gente, eran una cosa de otro nivel. No solo se veían increíbles, sino que tenían todo un sistema pensado para hacer la vida más fácil: regulaban la temperatura, filtraban el agua, daban comida y hasta creaban microclimas. O sea, nuestros ancestros ya la traían clarísima en sustentabilidad mientras nosotros aquí seguimos sufriendo con olas de calor y falta de áreas verdes.

Xochimilco, CDMX

Y aquí es donde entra la importancia de los jardines en general. No es solo que sean “bonitos” o que den buena vibra, es que en serio nos brindan muchos beneficios. Nos ayudan a mejorar la calidad del aire, reducen la contaminación, le bajan a la temperatura y hasta nos dan espacios para relajarnos y conectar con la naturaleza.

Básicamente, nos hacen la vida más llevadera en las ciudades, donde cada vez hay menos espacios verdes y más concreto que retiene el calor como si estuviéramos en un horno.

Entonces, ¿por qué dejamos de lado este tipo de diseño en México?

Bueno, la historia es un poco triste. Con la colonización, muchos de estos conocimientos se fueron perdiendo o simplemente fueron ignorados en favor de un urbanismo más “moderno”. Luego vino el boom del crecimiento urbano descontrolado y empezamos a llenar todo de edificios, avenidas enormes y espacios cada vez más reducidos para las áreas verdes. Y claro, ahora sufrimos las consecuencias con islas de calor, inundaciones y una desconexión total con la naturaleza.

Y entonces me cayó el veinte… ¿por qué dejamos de hacer esto? En vez de aprender de ellos, nos fuimos por el camino del cemento y el caos urbano. Imaginen si en lugar de llenar todo de concreto regresáramos a ese concepto de jardines funcionales. No solo sería más bonito, sino que nos ayudaría a combatir un montón de problemas ambientales. Calles con árboles que den sombra de verdad, suelos que absorban el agua en lugar de hacer ríos de lodo en cada lluvia, espacios que refresquen el ambiente e incluso jardines productivos en las ciudades que nos dieran alimento… ¡Teníamos la respuesta desde hace siglos y la ignoramos!

No digo que vayamos a reconstruir Tenochtitlán mañana, pero estaría buenísimo que los arquitectos y diseñadores retomaramos estas ideas. Porque, seamos realistas, si antes funcionaba tan bien, ¿por qué no intentarlo de nuevo? Ahí les dejo la duda y les dejo dos recomendaciones para que conozcan un poco más sobre la jardinería prehispánica.

Jardín Etnobotánico, Centro, INAH – Mor.
Jardín Etnobotánico, Chapultepec – CDMX

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