Quizá pueda parecerte un detalle insignificante, pero el primer contacto con tu entrevistador puede marcar el destino de la entrevista. La forma en que te presentes y cómo te describes a ti mismo dará una imagen más real de quien eres que cualquier hoja de vida. La primera impresión no solo está dada por los detalles que se incluyan en el CV o la vestimenta elegida para el primer día, sino también por el lenguaje corporal que acompaña ese primer apretón de manos.
Hasta lo que parece más imperceptible tiene su efecto, por eso, debes cuidar desde el más pequeño al más grande de tus gestos, procurando que estos sean funcionales para transmitir la imagen profesional que habías planeado.
Procura establecer un contacto visual firme para demostrar que estás comprometido con la entrevista. Saluda de forma amable, evitando simplemente entrar y ubicarte en posición de comenzar a decir el discurso que tenías preparado. Debes buscar reflejar interés por el puesto y por la persona que tienes delante, no solo por salir de ese momento cuanto antes.