Vanessa Castex, nació en Toulouse en 1973
Esta pintora francesa, empezó su trayectoria artística, armada de aerosoles, pintando graffitis en los muros de París, Londres, Berlín, Montreal, Nueva York y Barcelona, ciudad donde pasa largas temporadas.
El erotismo infantil y perverso de sus primeras poupées constituyó una verdadera novedad en la escena del arte urbano, tradicionalmente dominado por los hombres. “Al principio mi obra era totalmente autobiográfica. El graffito es bastante megalómano y yo tenía una verdadera necesidad de reafirmar mi identidad, así que en lugar de escribir mi nombre, me autorretrataba” relata la artista en la página web de la galería Magda Danysz de Paris que la representa desde hace varios años.
Deudoras de la estética de las pin up de la década de 1950 y de las animaciones japonesas, con el tiempo y la práctica, las muñecas han evolucionado, pasando de las figuras estilizadas y sencillas, pero llenas de la energía de sus pintadas callejeras, a personajes más sofisticados, expresivos y ricos de detalles. Ahora, a menudo, aparecen acompañadas por animales fetiche, a veces espectadores y otras coprotagonistas de las performances seductoras de las muñecas.
“Los peluches sustituyen a los hombres, demasiado simples desde un punto de vista gráfico”, escribe Castex, que ha ido forjando su imagen de artista maldita rechazando entrevistas y permitiéndose comportamientos de estrella. Su actitud rebelde no le ha impedido acceder al mercado del arte ni participar en grandes ferias internacionales.