ESTABLECIENDO LÍMITES

Durante 23 al 25 de Enero la Psicóloga Miss Judith Cambray Guerra, impartió una conferencia dirigida hacia los padres de familia de todos los grupos y grados de la secundaria internacional Uninter, donde se abordó el tema “Estableciendo límites en la Adolescencia”.

estableciendo límites en la adolescencia

Poner límites durante la adolescencia es una tarea desafiante. Muchas veces nos puede ganar el cansancio o la frustración y podemos pensar “yo no puedo con ellos”, “ya no respetan nada”, “esto que hago no sirve”.

Para acompañar a establecer límites los adultos podemos:

1. Mostrar una actitud curiosa e interesada

Es importante estar cerca de los adolescentes, preguntarles, ser curiosos y mostrar una actitud de verdadero interés por sus actividades. Si logramos mostrarnos realmente interesados por conocer al adolescente y lo que le pasa, podremos sorprendernos en el proceso y podremos llegar a conectar a un nivel más profundo, que quizás no ha alcanzado antes con otro adulto. Esta es la mejor manera de acercarnos con autoridad y marcando los límites que el adolescente necesita.

2. Estimular un nuevo tipo de vínculo

Hay una comunicación que propicia el encuentro y promueve el estar cerca del otro. Preguntar “¿cómo estás?, ¿cómo te sentís?, ¿viste lo que dijeron hoy en las noticias?, ¿cómo salió el partido?, ¿y si salimos a caminar o a correr?” son otras alternativas de comunicación. Para estimular este vínculo y convertirse en una figura de autoridad, será necesario tener mucha paciencia y aprender a generarse el tiempo para habilitar este tipo de encuentros: estando presentes.

Hay que encontrar el equilibrio entre no asfixiar e invadir su privacidad ni alejarse por completo  y dejar en otros el rol de crianza.

3. Compartir experiencias propias

Compartir nuestras propias experiencias es otra manera de acercarnos, ganar en el vínculo con ellos y fortalecer nuestra figura de autoridad. Sabemos que es en la adolescencia cuando se deja de ver a los adultos como seres perfectos e idealizados y comienzan a verse sus contradicciones, sus imperfecciones. Por eso, encontraremos otra reacción en nuestros adolescentes si nos anticipamos a esto y logramos compartir nuestras vivencias desde los errores, los desaciertos y sin hablar exclusivamente de nuestros logros.

4. Marcar límites coherentes y consistentes

Es importante que el adolescente entienda el porqué del límite. Para eso es recomendable habilitar el diálogo, generar acuerdos y manejar opciones. Recordemos que en esta etapa están comenzando a madurar, a pensar por sí mismos, es importante entonces mostrar coherencia y consistencia en nuestros planteos, ¡sobre todo en referencia a los límites! Ellos estarán observando todo críticamente y dejarán en evidencia si tenemos incongruencias en nuestros planteos. Seamos referentes acompañando, guiando y mostrando límites claros y coherentes.

5. Marcar consecuencias claras ante el incumplimiento de una norma

Las consecuencias claras en caso de transgresión de los límites son las que permiten aprender de las normas. Estas consecuencias deben ser proporcionales a la falta y deben conservar una relación lógica. Por ejemplo, si la regla es “este viernes no llegues a casa después de las 22.00 horas” y el adolescente no cumple la regla, ¿qué hacer? Lo que seguro no podemos hacer es no hacer nada. Una sugerencia puede ser “la próxima salida deberás llegar dos horas antes” o “no podrás salir el próximo fin de semana”.

6. Evitar la ambigüedad

Un error que solemos cometer cuando ponemos límites es manejarnos con ambigüedad. Si la norma es “hasta la 22.00” es hasta esa hora. No es “más o menos a las 22.00”. Otra forma de ambigüedad es no hacer nada cuando se incumple un límite y a la siguiente vez hacer un escándalo por ello. Intentar ser claros y concretos a la hora de establecer estos límites es fundamental para evitar que los adolescentes los interpreten a su gusto o conveniencia.

7. Mantener unidad de criterios entre los adultos

Otro error repetido es cuando los padres no mantienen un mismo discurso. Entonces, los adolescentes suelen triangular entre lo que dice uno y el otro. No hay uno bueno y uno malo. Independientemente de si están juntos o no, es importante mantener armonía en ciertos límites para favorecer un crecimiento saludable.

8. Reconocer sus logros

Una manera efectiva de ejercer nuestra autoridad es no pasar por alto el reconocimiento de sus logros. Si observamos con detenimiento todas las acciones de los adolescentes, seguramente nos encontremos con infinitas oportunidades para reconocer su esfuerzo, valorarlo como un logro e ir colaborando en su construcción de una percepción positiva de sí mismos. Sepamos recompensar estos logros, pero no con lo material, sino con palabras, tiempo y presencia. Tengamos presente que el adolescente tiene una altísima sensibilidad a la recompensa.

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