¿Qué hay detrás de la crisis entre Estados Unidos e Irán?

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El lanzamiento de una veintena de misiles balísticos desde suelo iraní durante la madrugada de este miércoles 8 de Enero de 2020, contra dos bases militares estadounidenses en Irak es, de momento, el último capítulo de un enfrentamiento que comenzó el pasado 3 de enero con el asesinato, a manos de Estados Unidos, del general iraní Qasem Soleimaní.

La pregunta ahora es si el conflicto se detendrá aquí o no, pero ¿cuáles son los antecedentes de esta crisis?

¿Quién era Soleimani?

El general Solemaní era en Irán, la figura más importante y conocida del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución. Era el encargado de las operaciones fuera de Irán, y estuvo sobre el terreno en Siria e Irak, supervisando a las milicias respaldadas por Teherán en ambos países.

“Los aliados regionales de Estados Unidos, principalmente Israel y Arabia Saudí, reclamaban una acción sobre Soleimaní. Había una presión muy fuerte para que se actuará de forma tajante y se frenase la expansión de Irán en la zona, especialmente en países como Irak y Siria”

Apunta Ignacio Álvarez Ossorio, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la UCM, en una entrevista con RTVE.
  • Del mismo modo opina el investigador del área de Mediterráneo y Mundo Árabe del Real Instituto, Elcano Haizam Amirah Fernández: “La figura de Soleimaní era una figura problemática. Problemática no solo para Estados Unidos, sino también para países de su entorno”, señala.

¿Por qué se produjo su asesinato?

La incógnita, aún no resuelta, es saber el por qué se decidió acabar en este preciso momento con su vida. “A pesar de haberlo tenido en el punto de mira, y del daño que ha hecho Estados Unidos en la región, George W. Bush y Barack Obama decidieron en su momento que no les merecía la pena asesinarlo”, apunta Haizam Amirah Fernández.

Por el momento la administración Trump no ha llegado a aclarar las razones concretas de su asesinato y se ha limitado a decir que, acabando con él, buscaban “disuadir” futuros planes de Irán. “El general Soleimani estaba desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidense en Irak y en toda la región”, señaló el Pentágono en un comunicado.

Desde algunos sectores se ha asegurado que su asesinato podría ser, simplemente una cortina de humo que beneficia, en cierto modo, a ambos países. Trump se encuentra a las puertas de un impeachment y en año electoral, e Irán con una economía maltrecha, cercada por las sanciones y con una contestación interna a las políticas que se aplican en el país.

¿Hay riesgo de una guerra abierta?

Haizam Amirah Fernández considera que las consecuencias de esta escalada de tensión son imprevisibles. “La situación a la que se ha llegado es muy delicada y puede ocurrir cualquier cosa. Cada paso que se da nos acerca al borde de un precipicio que afectaría al mundo entero si se llega a una guerra”. Un diagnóstico en el que parece coincidir con Álvarez Ossorio: “En Oriente Medio hay que calcular en el corto plazo. No se sabe que puede ocurrir en el medio y largo plazo”, dice.

Irán ha amenazado a los países vecinos asegurando que si desde sus territorios lanzan un ataque contra ellos, se convertirán en su objetivo y, por tanto, estaríamos ante un conflicto regional.

El Líder Supremo iraní Alí Jamenei se ha referido a los ataques de la madrugada contra las dos bases iraquíes como una “bofetada en la cara de Estados Unidos”. La Guardia Revolucionaria iraní aseguró que 80 “terroristas americanos” han muerto en los bombardeos, una información que, horas después, fue desmentida rotundamente por el presidente de Estados Unidos. “No hay ninguna víctima estadounidense. Parece que Irán no quiere continuar la escalada y esto es algo muy positivo para todas las partes”, dijo Donald Trump.

Para el profesor de Semíticas en la Universidad de Barcelona y experto en Oriente Próximo, Francisco del Río, “Irán necesita estabilidad, mantener sus comunicaciones con sus aliados, por lo que no es previsible un ataque directo, sino una venganza a través de sus ‘proxys’, que es como funciona habitualmente; ‘proxys’ como Hezbollah, que podrían desencadenar ataques contra intereses norteamericanos”.

¿Qué consecuencias ha tenido hasta ahora?

Por lo pronto, el asesinato de Soleimani ha tenido numerosas consecuencias. La primera de ellas es el alza del precio del petróleo. En las últimas horas el operador estatal saudí de buques petroleros ha interrumpido el tránsito de barcos por el estrecho de Ormuz. Cerca del 20% del suministro mundial de petróleo atraviesa el estrecho de Ormuz, un paso entre el golfo Pérsico y el océano Índico, y cualquier perturbación del tráfico de buques podría afectar, igualmente, a los mercados de energía.

Irán no tiene capacidad legal de cerrar esta vía fluvial unilateralmente porque parte de ella está en aguas territoriales de Omán, a donde el Reino Unido, que apoya las acciones de Trump, ha enviado ya dos buques de guerra. Sin embargo, la amenaza persiste desde el momento en que los barcos han de cruzar aguas iraníes que están bajo la responsabilidad de la Armada de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.

La otra consecuencia más destacable ha sido la petición por parte de las autoridades de Irak de expulsar a las tropas extranjeras que hay desplegadas en el país para luchar contra el autodenominado Estado Islámico.

¿Quiénes son los mediadores?

Los errores de cálculo, si no hay canales de comunicación, se pueden pagar muy caros”, dice Haizam Amirah Fernández. “El problema es que esos lazos de comunicación son prácticamente inexistentes. La Unión Europea ha pedido prudencia. Poco están haciendo y poco se puede hacer porque es algo entre Washington y Teherán, entre el régimen iraní y la administración Trump.

Por otra parte Rusia y Turquía han pedido este miércoles reducir la tensión en dos importantes conflictos internacionales, reclamando a Irán y a Estados Unidos que no “incendien” más la región. “Nadie tiene derecho a incendiar la región. No dejaremos que, como país que habla a todas las partes, nuestra región se ahogue en sangre y lágrimas. Trabajaremos con Rusia para esto”, afirmó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, refiriéndose a Irán.

“El intercambio de ataques y el uso de la fuerza por cualquier parte no contribuyen a encontrar soluciones”, señala el documento que han suscrito ambas partes, advierte que ese camino “conduciría a un nuevo ciclo de inestabilidad y eventualmente dañaría los intereses de todos”.

Escuela de Negocios, Derecho y Ciencias Sociales
ENDECS

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