Denominadas “emociones primarias”, las personas de todo el mundo las experimentan de forma muy similar.
¿Por qué se conocen como emociones primarias?
“Se llaman así porque se experimentan de forma similar en todo el mundo. Esto se debe a que las emociones primarias son respuestas biológicas a determinados estímulos y forman parte de nuestra naturaleza humana”, explica Natália Orti, psicóloga con máster en Psicología del Desarrollo y del Aprendizaje por la Universidad del Estado de São Paulo (Unesp), profesora de The School of Life en Brasil y especialista en el área de autoconocimiento e inteligencia emocional, entre otras.
Alegría, tristeza, rabia… Estas emociones son bastante fáciles de identificar cuando alguien las experimenta. Por eso se consideran emociones “primarias” o “universales”. Pero estas tres no están solas: la lista la completan asco, miedo y sorpresa, en un total de seis emociones universales, según explica la psicóloga.
Las emociones primarias están vinculadas a la evolución de la especie humana
Según Orti, independientemente de la cultura o las experiencias vitales, la alegría, la ira, la tristeza, el miedo, el asco y la sorpresa se desencadenan ante situaciones que cualquier ser humano experimenta a lo largo de su vida.
“Por ejemplo, la alegría es una emoción primaria que experimentamos cuando ocurre algo bueno y agradable. El miedo se desencadena cuando percibimos algún tipo de amenaza. La tristeza, por su parte, señala que nos enfrentamos a distintos tipos de pérdida”, explica la psicóloga.
Orti agrega que la ira se siente cuando “percibimos un daño o perjuicio causado a nosotros mismos o al grupo al que pertenecemos”.
“Estas emociones están ligadas a nuestra supervivencia y evolución como especie. Esto significa que, durante el proceso de selección natural, aquellos individuos cuyos cuerpos eran propensos a reaccionar emocionalmente a los cambios en el entorno físico y social tenían más posibilidades de adaptarse al mundo”, afirma.
“Experimentar en el cuerpo los cambios propios de cada emoción aumentaba la probabilidad de reacciones que, en última instancia, incrementaban la buena adaptación del individuo en la naturaleza y en grupos y comunidades”, explica la psicóloga.
Emociones secundarias: más complejas y vinculadas a cuestiones culturales
Orti comenta que también existen las llamadas “emociones secundarias”, que son “aún más complejas”. “Pueden variar más de una persona a otra y entre diferentes culturas”.
Entre ellas están los celos, el orgullo, la vergüenza, la admiración y la culpa.
Las emociones secundarias se forman a partir de combinaciones de emociones primarias: “También están siempre muy influidas por nuestras experiencias individuales, la cultura y el aprendizaje social”, concluye la experta.