El Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt) se encuentra coordinando un clúster dedicado a la investigación y desarrollo de bioturbosina para su uso en la industria de la aviación. Esto, en el marco de la convocatoria Sener-Conacyt sobre Bioenergéticos y apoyado por el Fondo Sectorial de Sustentabilidad Energética.
Además del Ipicyt, el clúster cuenta con la participación de siete centros de investigación del Sistema Conacyt y del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), además de dos centros de investigación extranjeros y dos empresas. Adicionalmente, el proyecto ha resultado de interés para Boeing, Aeroméxico, Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Reguladora de Energía (CRE), entre otras dependencias gubernamentales.
La bioturbosina es un combustible para aeronaves que, a diferencia del combustible tradicional para aviones obtenido del petróleo, es producido a partir de recursos naturales como plantas.
Este clúster cuenta con cuatro ejes de acción: la identificación de la biomasa adecuada, identificación del tipo de transformación más apropiado para la biomasa, el análisis del ciclo de vida y sustentabilidad, y la comercialización del combustible.
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“La ventaja que tiene es que reduce de manera importante las emisiones de CO2, considerando el proceso total, desde la obtención de la bioturbosina hasta la quema en las turbinas de los aviones. El balance total es una reducción importante de gases de efecto invernadero”, afirmó el miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) tiene el compromiso de no incrementar las emisiones de CO2 para el año 2020, así como reducir a la mitad las emisiones para el año 2050, por lo que la industria de la aviación civil está considerando utilizar una mezcla de bioturbosina con turbosina fósil y, de esta forma, reducir sus emisiones contaminantes.
El investigador destacó que no existe inconveniente alguno al mezclar el combustible fósil con el biocombustible, ya que ambos son básicamente lo mismo, por lo cual, no es necesario cambiar piezas en los aviones para que puedan operar con normalidad.