Greta Thunberg: La voz de la crisis ambiental.

¿Quién es Greta?

Greta Thunberg, una sueca de 16 años, se ha convertido en la más poderosa voz del movimiento internacional contra la crisis ambiental, canalizó la angustia de millones de personas ante la inacción de la clase política mediante una protesta solitaria iniciada hace un año frente al Parlamento Sueco, en la que sostuvo todos los días, y luego sólo los viernes, un cartel: “Huelga escolar por el clima”. Así originó un movimiento mundial.

“El activismo funciona”, afirmó Thunberg el lunes 16, cuando recibió en esta ciudad el premio Embajadora de Conciencia 2019 de Amnistía Internacional (AI). “Por eso ahora les pido que actúen, porque nadie es demasiado pequeño para ser parte del cambio.” Este galardón, máximo reconocimiento a luchadores civiles excepcionales otorgado por AI, coloca a Thunberg al lado del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, la activista paquistaní Malala Yousafzai y el artista chino disidente Ai Weiwei.

(FotoAP / Eduardo Muñoz Alvarez)

Tras llegar a finales de agosto a Nueva York, a bordo de un velero impulsado por paneles solares, Thunberg viajó a Washington­ para participar en una protesta frente a la Casa Blanca contra la crisis ambiental, a fin de subrayar la urgencia que supone el cambio climático, un fenómeno que el presidente Donald Trump ha calificado de “farsa”.

El viernes 20 de septiembre del año en curso Thunberg encabezó una gran manifestación en Nueva York, replicada en más de un centenar de países. Un día más tarde tomó parte en la Cumbre de la Juventud sobre el Clima en la ONU, que precede a la Cumbre sobre la Acción Climática.

El activismo de Thunberg.

Su manera de protesta se ha caracterizado no sólo por su persistencia –sus protestas de cada viernes desde el verano de 2018–, sino por la precisión de su mensaje. Cada uno de sus discursos es revisado por uno o varios científicos dedicados al cambio climático, quienes sugieren ajustes.

Ese rigor en su discurso le ha abierto las puertas ante medios de comunicación, grupos de la sociedad civil y líderes mundiales, aunque han sido sus críticas a los poderosos, a quienes recrimina su pasividad ante la catástrofe inminente, las que la han convertido en una celebridad internacional.



Fuente: REUTERS / Carlo Allegri

En el Foro Económico Mundial de Davos respondió ante los elogios de la élite global: “No quiero su esperanza, quiero que entren en pánico, quiero que sientan el miedo que siento todos los días, quiero que actúen, quiero que actúen como lo harían en una crisis, quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas, porque así es.”

Ante esa misma audiencia añadió que no es de todos la culpa de la crisis climática. “Hay culpables: algunas personas, empresas y tomadores de decisiones, que saben el enorme precio que debemos sacrificar para que hagan una inimaginable cantidad de dinero. Y creo que muchos de ustedes pertenecen a esa clase de gente”.

Greta y el síndrome de Asperger: Usando su superpoder.

Las protestas de Thunberg no fueron una ocurrencia, sino el resultado de un doloroso aprendizaje marcado por el síndrome de Asperger, un trastorno dentro del espectro autista que provoca resistencia al cambio, inflexibilidad de pensamiento e intereses muy delimitados y absorbentes.

Thunberg se enteró del cambio climático a los siete u ocho años; a los 10 se había informado profundamente al respecto y a los 12 ya participaba en movimientos ecologistas. Su condición le permitía concentrarse en el tema y digerir compleja información científica.

No ha rehuido hablar de su autismo, al que considera un “superpoder” que la ha situado como una especie de vidente capaz de contemplar lo que el resto del mundo se ha negado a aceptar.

“El síndrome de Asperger fue una de las razones por las cuales reaccioné así a la crisis climática, porque no podía comprender cómo es que la gente seguía actuando como siempre mientras decía: ‘Sí, el cambio climático es muy importante’. No entiendo esa doble moral”, afirma Greta.




Fuente: AP News

De ideales a prácticas.

Thunberg no sólo es la voz del movimiento contra la crisis climática, es también el modelo de un estilo de vida radicalmente contemporáneo. Evita los aviones por la contaminación que provocan; sigue una dieta sin ningún componente animal; y rechaza comprar artículos nuevos, como prendas de vestir, a menos de que sea absolutamente necesario.

Al principio, esas restricciones contrariaban a su familia y dificultaban sus planes de vacaciones. Actualmente, la familia trata de seguir también un régimen de vida con mínimo impacto ambiental. “Los convencí. Los hice sentir culpables, primero a mi mamá, luego a mi papá y ahora también a mi hermana”.

Thunberg se ha erigido como la representante de una nueva estirpe, de una generación cansada de la hipocresía y los dobles discursos.

En Polonia, frente a líderes mundiales, reclamó: “Dicen que quieren a sus hijos más que a nada en el mundo, pero frente a sus ojos ustedes mismos les están robando el futuro”.

Los efectos negativos de su discurso.

Mientras se ha convertido en una fuente de inspiración para millones de personas, Greta Thunberg, también recibe cada vez más críticas. Algunos opinan que la joven atrae demasiada atención hacia su persona o que, simplemente, no tiene la experiencia suficiente para convertirse en una portavoz del clima. Ha recibido un sinnúmero de críticas enfocadas más en su personalidad que en su mensaje; porque parece más sencillo criticar su apariencia y sus motivos, que instaurar cambios reales en nuestra forma de vida. 

Otros critican a Greta a partir de su condición, la llaman “enferma mental”, la llaman “discapacitada”, la llaman “tonta” y dicen que tiene un problema psicológico. Pero no, el Asperger no es nada de esto, es una condición.

Las personas con Asperger son absolutamente lógicas, les cuesta entender los dobles sentidos, las ironías y las mentiras. También pueden pasarse horas y días estudiando un tema o haciendo una actividad. Greta ha usado su condición a su favor para aprender más de la crisis climática y rechazar los discursos vacíos de los políticos.

Mientras que a los 16 años ya se puede hacer un sinnúmero de actividades a nivel internacional como manejar (con permiso, en Estados Unidos y México), tomar alcohol (en compañía de un mayor, en Reino Unido) y trabajar; ¿por qué está mal visto que a los 16 años alguien se preocupe por el cambio climático? De hecho, ¿por qué pareciera que sólo una niña de 16 años se está preocupando por el cambio climático? ¿Dónde están los políticos adultos que tenían que dar respuestas concretas?

¿Greta Thunberg debería de ser la cara de la lucha contra el cambio climático? No, porque el cambio climático no tiene una sola cara. Aunque ella se ha convertido en la mayor activista de la generación, sus acciones deberían de inspirar a más jóvenes a seguir luchando, insistiendo y gritando. “El cambio climático tal vez no nos haya robado la infancia a todos, pero sí nuestro futuro”, asegura Nora Muñiz.

Las demás caras del activismo ambiental: Mexicanos.

Claro que esta lucha no es reciente y tiene un historial desde hace muchos años, con movimientos como Greenpeace, diferentes mujeres y hombres que se han sumado pero la reacción que ha provocado esta menor de edad en la opinión pública, no pasó desapercibida por los legisladores mexicanos.

El 23 de septiembre, el Senado de la República anunció su intención de invitar a nuestro país a la joven Greta para que exponga su caso sobre los desafíos ambientales que enfrenta el mundo. Así lo confirmó el senador morenista Héctor Vasconcelos.

Lo curioso aquí es que el Estado mexicano tiene un largo historial de ignorar, desprestigiar, humillar y reprimir a los activistas que han defendido al medio ambiente dentro del territorio nacional. Ya que, para la agenda nacional, parece que hay intereses que gozan de más peso que la defensa de unos “arbolitos” y “animalitos”.

Según la ONG Global Witness, México se encuentra entre los 10 países más peligrosos del mundo para las personas que se atreven a ejercer el activismo ambiental, colocándose por debajo de Filipinas, Colombia, India, Brasil, y Guatemala. Nada más en el 2018, fueron asesinados 164 defensores del medio ambiente en todo el planeta, y 14 de estos crímenes fueron registrados en México.

Como ejemplo de lo anterior se encuentra Samir Flores Soberanes, activista indígena e integrante de la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos, organización que se opuso desde 2011 al Proyecto Integral Morelos. A inicios de 2019, el activista se pronunció en contra de la construcción de la termoeléctrica con los representantes del nuevo gobierno federal. Samir Flores fue asesinado la mañana del 20 de febrero por un grupo armado a las puertas de su casa.

Fuente: AP Photo/Rebecca Blackwell

La doble moral de los gobiernos latinoamericanos.

Especialmente en América Latina, se critica que se le dé voz a Greta, una niña blanca de Suecia, y no a los cientos de activistas indígenas de la región. Si hay razón para estar en desacuerdo con esto ¿Por qué no tomar en cuenta a tu propio pueblo? ¿Por qué castigarlos con muerte por un tema que debería ser primordial para todos los Estados del mundo? Por supuesto que es una injusticia y doble moral, pero esto no es para menospreciar la lucha de Greta, ni de cualquier otro.

Fuentes:

  • BELÉN, V. (25 de 09 de 2019). Televisa.News. Recuperado el 02 de 10 de 2019, de Los activistas mexicanos que fueron asesinados por defender el medio ambiente: https://noticieros.televisa.com/especiales/activistas-mexicanos-asesinados-defender-medio-ambiente/
  • Muñiz, N. (24 de 09 de 19). PlumasAtomicas. Recuperado el 02 de 10 de 2019, de ¿Por qué atacan tanto a Greta Thunberg?: https://plumasatomicas.com/opinion/greta-thunberg-ataques/
  • Revista Proceso. (21 de septiembre de 2019). Recuperado el 29 de septiembre de 2019, de file:///C:/Users/lenovo/Desktop/Revista-Proceso-21-09-2019.pdf

Escrito por Katia Hernandez, alumna de Licenciatura en Relaciones Internacionales, 2do Semestre .

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