Descubre el estilo escandinavo: elegancia, simplicidad y confort para transformar tu hogar en un espacio cálido y funcional.
¿Cuál es el origen?
El estilo escandinavo, también conocido como nórdico, surgió a principios del siglo XX en países del norte de Europa como Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca, convirtiéndose en una fuerte tendencia dentro del interiorismo.
Influenciado por el clima y la situación geográfica de dicha región, los colores de sus paisajes y las tradiciones locales, este estilo busca crear interiores claros y espaciosos, que aprovechen al máximo la luz natural, se compone de tonos neutros, dentro de la cual destaca el blanco. Sin embargo, los tonos crudos como beige, tierra, madera y gris, son complementarios para generar un contraste con el blanco.
¿Qué materiales y texturas se utilizan?
Este estilo hace uso de una gran variedad de materiales naturales, como la piedra, la madera y la cerámica. En el caso del suelo, este generalmente se compone de parquet, madera en tonos claros o baldosas antiguas.
¿Qué tipo de muebles va mejor?
Los muebles simples, con líneas rectas y limpias son ideales para complementar el estilo escandinavo. En cuanto a materiales, la madera siempre es una buena opción, ya sea blanca o en tonos que pertenezcan a la paleta de color de este estilo.
Textiles y detalles dentro del estilo
Para complementar este estilo, los textiles como el algodón y el lino son imprescindibles. Por ejemplo, los almohadones y alfombras con diseños geométricos o rayas lucen bien con el resto de la decoración. Asimismo, las frazadas y tapetes de pelo sintético son ideales para agregar un toque cálido a este estilo.
Por otro lado, los espejos son básicos en el estilo escandinavo, ya que ayudan a reflejar la luz natural. Y elementos secundarios como lámparas, velas, flores o jarrones de porcelana o vidrio, agregan un toque minimalista y contemporáneo.
Fuente AD25
