Drones con IA localizarán personas . El nuevo software mejora las capacidades de identificación de las cámaras térmicas montadas en drones…
El extravío de montañistas y excursionistas es un incidente habitual. Y muchas veces rescatarlos con rapidez es cuestión de vida o muerte, especialmente si han sufrido algún percance o hay peligro de temperaturas extremas. En estos casos se suelen utilizar helicópteros equipados con cámaras térmicas que detectan la huella térmica de las personas.
Al menos en teoría, ya que en realidad, en días calurosos, las copas de los árboles y otras zonas pueden alcanzar la temperatura de un cuerpo humano, lo que convierte a los extraviados en figuras indistinguibles. Una forma de optimizar el rastreo es la aplicación de inteligencia artificial y el aprendizaje de máquinas para que interprete las imágenes obtenidas. Esa es la propuesta de tres investigadores de la Universidad Johannes Kepler en Austria. Los resultados acaban de publicarse en la publicación científica Nature Machine Intelligence.
¿Cómo funciona?
El primer paso del software de inteligencia artificial empleado consiste en generar una sola imagen obtenida a través de las imágenes de una cámara térmica instalada en un dron o helicóptero. A continuación, la imagen se procesa para obtener una mayor profundidad de campo que permita distinguir el suelo de las copas de los árboles.
Esto se logra computando distintas distancias focales. Además, el software ha utilizado una biblioteca de imágenes para entrenar las funcionalidades de aprendizaje de máquinas. Para demostrar su eficacia en el mundo real, recurrieron a un grupo de voluntarios que se adentraron en el bosque. En las pruebas realizadas, han demostrado que su sistema tiene una eficacia de entre el 87 % y el 95 %, en contraste con la tasa de éxito del 25 % de cámaras térmicas convencionales.
Sensores medioambientales lanzados desde drones
Además de localizar a personas perdidas, los drones también pueden tener aplicaciones en la monitorización de los bosques. Una de las tendencias actuales es la instalación de sensores autónomos en zonas boscosas, algunos de ellos alimentados por medio de triboelectricidad.
El problema es que es preciso instalarlos manualmente, muchas veces en áreas de difícil acceso. Ahora, en el Laboratorio de Robótica Aérea del Imperial College de Londres, han recurrido a una de las nuevas aplicaciones de los drones para agilizar el proceso.
Por ahora los drones empleados requieren un operario, pero el objetivo a medio plazo es utilizar drones autónomos que puedan adentrarse en el bosque y localizar los puntos idóneos para colocar los sensores. A largo plazo, será posible crear redes de sensores en zonas como la jungla amazónica donde la densidad de la vegetación dificulta grandemente las operaciones.