La ventana estándar en España mide 1,15 metros de alto por un metro de ancho; en Suiza, 2,15 metros de alto por 1,20 metros de ancho. ¿Cuándo dejamos de hacer balcones, galerías y cristaleras?
Hace unos meses, el arquitecto Carlos Tomás (Madrid, 1982), regreso a España después de vivir y trabajar seis años en Lausana (Suiza). Alquiló un piso en el barrio de Arapiles, en Chamberí, y una de las primeras diferencias que percibió respecto a su antiguo apartamento frente a la Rue Centrale era el tamaño de las ventanas: más pequeñas y con persianas.
“Aunque son construcciones diferentes, a nivel general el tamaño de las ventanas es más grande en Centroeuropa; es cierto que la luz allí es más tamizada y que buscan que entre en mayor cantidad en el hogar, pero aún así sus ventanas tienen proporciones más alargadas y son más altas”, cuenta el arquitecto de Estudio Reciente.
El tamaño medio de una ventana de dos hojas en España es de 1,15 metros de alto por 1 metro de ancho; en Suiza, un modelo estándar similar es de 2,15 metros de alto por 1,20 metros de ancho, consultadas las tiendas de Leroy Merlin en ambos países.
“La percepción es clara, allí dejan de ser un agujero en un muro para convertirse en una pared transparente”, confirma el arquitecto.
Si en España tenemos una media de 2.500 a 3.000 horas de luz al año, mientras que en países como Holanda es de 1.600, parece lógico que las ventanas aquí sean más pequeñas, como medida quizá de protección solar. Pero no siempre fue así.
En los años sesenta y setenta, ciudades como Madrid recibieron miles de emigrantes de las zonas rurales a los que había que ubicar en barrios de nueva construcción.
Manuel Ocaña
“Los constructores suelen querer ventanas que les reporten beneficio, y el arquitecto quiere ventanas que se adecuen a su proyecto, enrasadas o de carpintería invisible. Los cajones que guardan las persianas suelen ser muy feos y colocarlos bien en una fachada es caro y difícil”, cuenta Manuel Ocaña.
Y remata con una afirmación también habitual que enzarza al consumidor en esta lucha por el tamaño de las ventanas: “El cliente las quiere siempre más grandes, pero por el mismo precio que las pequeñas”.