Frida Kahlo, cuyo nombre completo es Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, es una pintora mexicana famosa por reflejar su trágica vida en sus obras de arte. Sus autorretratos, en particular, capturan las dificultades que enfrentó para sobrevivir, convirtiéndose en testimonio de su resistencia y lucha.
Julio se destaca como el mes de Frida Kahlo debido a tres fechas significativas. El 6 de julio se celebran 117 años de su nacimiento, el 13 de julio marca el 70 aniversario de su fallecimiento, y el 30 de julio conmemora la inauguración de su museo, conocido como la Casa Azul.
Frida Kahlo, con su figura característica y mirada peculiar, nació el 6 de julio de 1907. A pesar de que siempre negó su asociación con el surrealismo mexicano, su nombre evoca imágenes de este movimiento artístico. Proveniente de una familia de artistas, nadie imaginaba que Frida se convertiría en una de las pintoras más famosas de la historia. Hoy, es un referente social y cultural tanto en México como en el extranjero.
“En este recinto celebramos estas tres fechas importantes que nos hacen pensar y reflexionar acerca del legado de Frida Kahlo, como, por ejemplo, este recinto existe porque así lo quisieron ella y Diego Rivera, con el objetivo de compartir sus obras, sus colecciones, su hogar, su espacio creativo.
“Ella vivió aquí 36 de sus 47 años, así que aquí está impregnada su esencia y entender a la artista desde niña hasta sus últimos días de vida y su legado”, dijo en entrevista con este medio Perla Labarthe, directora del Museo Frida Kahlo.
No todo está dicho respecto a la vida y obra de la autora de piezas emblemáticas del arte.
Un Accidente que le cambió la vida
Hasta los 18 años, Frida no mostró interés en el mundo del arte. En cambio, se enfocó en practicar deportes para recuperar su salud después de sufrir poliomielitis cuando era niña. Esta enfermedad la obligó a permanecer nueve meses en cama y le dejó una secuela permanente: su pierna derecha quedó mucho más delgada que la izquierda.
Para empeorar las cosas, el 17 de septiembre de 1925, un tranvía arrolló el autobús en el que Frida viajaba. El impacto aplastó el autobús contra un muro y lo dejó completamente destruido, causando terribles consecuencias para ella.
Frida no pudo caminar durante tres meses y se sometió a treinta y dos operaciones. Sin embargo, esto no le impidió pintar. Utilizó un caballete especial que le permitía pintar desde la cama y un espejo colocado en la parte superior para verse a sí misma. Sus primeros cuadros fueron autorretratos, ya que, como decía, “me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco”.
“Creemos que todavía hay mucho por decir sobre las interpretaciones acerca de su obra que siempre nos dan una nueva luz respecto a lo que pensamos de ella, de sus creaciones, finalmente Frida es un artista universal, atemporal pese a que estamos por conmemorar siete décadas de su fallecimiento, Kahlo es una artista que le habla a nuevas generaciones, porque encarna muchos de los valores o las búsquedas que hoy tenemos como sociedad”, sostuvo Labarthe.
Amor y Dolor
En 1927, Frida hizo su pintura más compleja, reflejando el choque entre sus ansias de felicidad y la constante amenaza de su propia destrucción. También plasmó la dicotomía entre sus sueños de amor y de tener hijos, y la realidad del dolor e impotencia. En ese tiempo, Frida comenzó a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales.
Gracias a estas conexiones, conoció a Diego Rivera en 1922.
Frida contrajo matrimonio con Diego Rivera el 21 de agosto de 1929. Juntos, comenzaron a celebrar grandes fiestas en su casa de Coyoacán. La relación entre Frida y Diego fue tormentosa. Incluyó amor, aventuras con otras personas, un vínculo creativo, odio, un divorcio en 1939 y un segundo matrimonio un año después.
Las desgracias para Frida no terminaron ahí. En 1930, sufrió un primer aborto debido a las lesiones en la pelvis causadas por el accidente de autobús. En 1932, cayó en una profunda depresión tras un segundo aborto, de la que nunca se pudo librar. Frida plasmó este dolor y tristeza constantes en su obra “Hospital Henry Ford”. Además, tuvo que enfrentar el lío amoroso entre su marido y su propia hermana, Cristina.
En 1953, Frida sufrió un golpe del que no se recuperaría: los médicos le amputaron la pierna por debajo de la rodilla debido a una gangrena.
Durante ese tiempo, Frida escribía poemas en sus diarios, la mayoría relacionados con el dolor y el sufrimiento.
El Legado de Frida Kahlo
Frida Kahlo dejó un sinfín de objetos, entre los que se encuentran sus cartas y un diario de los que el equipo curatorial se nutre para revisar su obra, con lo que le dan nueva vida a su legado artístico, pero también a ella misma.
“A través de su diario, mismo que escribió en los últimos diez años de su vida, nos comparte muchas reflexiones, algunos bocetos, dibujos, el intercambio que tenía con amigos, familiares y seres queridos. Pero también creo que es bueno conocerla a través de su casa, de los ambientes que la cobijaron, los objetos que la rodearon, permite entender su ambiente cotidiano donde creaba”, comentó Perla.
La autora de numerosos autorretratos que reflejan principalmente su sufrimiento, así como obras en las que comparte protagonismo con Diego Rivera, ha sido objeto de exposiciones inmersivas. Las nuevas tecnologías juegan un papel crucial al acercar su obra a las nuevas generaciones, ya que se considera que estas herramientas digitales pueden generar nuevas interpretaciones.
Aunque suelen ser muy atractivas, así como las películas, según la directora del Museo Frida Kahlo, nada se compara con apreciar las obras de arte en su ambiente natural, así como en vivo y a todo color.
Poco antes de su muerte Frida afirmó: “Cuando muera quemen mi cuerpo. No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada ¡Simplemente quémenlo!”. La lluvia despidió el 13 de julio de 1954 a Frida Kahlo.
Sus cenizas fueron conservadas en la Casa Azul de Coyoacán, el lugar donde también nació. Su última obra, un óleo que muestra cortes de sandía en tonos vibrantes, se exhibe en el Museo Frida Kahlo. En uno de estos trozos, junto a su firma, se puede leer: “Viva la vida. Coyoacán, 1954, México”.
A siete décadas de su fallecimiento, la artista aún es uno de los máximos referentes del arte y del empoderamiento femenino en México y en el mundo.