Frida Kahlo plasmó las etapas más representativas de su vida en estas tres obras. Reconocida en el mundo como la pintora mexicana más sobresaliente de la primera mitad del siglo XX, la figura de Frida Kahlo se ha convertido en un símbolo social y cultural. Su personalidad ha sido adoptada como una de las banderas de la cultura mexicana, del feminismo, de la discapacidad e incluso de la libertad sexual.
La vida de Frida Kahlo estuvo marcada por una serie de eventos que le causaron gran dolor físico y emocional, de manera que sus obras son un reflejo de las diferentes etapas que vivió desde niña hasta su muerte.
Algunos de los elementos más recurrentes en sus obras son la indagación del arte popular e indígena mexicano, así como la exploración de su propio dolor. Aquí 3 obras de la artista mexicana que reflejan los momentos más significativos de su vida.
Las Dos Fridas
Una de las obras más icónicas de Frida Kahlo es “Las dos Fridas”, un autorretrato doble pintado en óleo y terminado en 1939, año en que la artista se divorció del muralista mexicano Diego Rivera.
Esta obra que actualmente se encuentra en el Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México, refleja la dualidad de la artista en ese momento de su vida: la Frida al lado derecho, fuerte e independiente, vestida con un traje simple mexicano de estilo tehuano; y la Frida del lado izquierdo, con gran sufrimiento, vestida con un traje blanco de estilo europeo.
La Columna Rota
Otra de las obras más emblemáticas de Frida Kahlo es “La columna rota” de 1944, en la cual representó el dolor físico que le impedía moverse libremente. La artista sufrió dos accidentes automovilísticos a lo largo de su vida, los cuales le trajeron graves complicaciones en la columna y la incapacidad para tener hijos.
De esta manera Frida realizó este autorretrato, en el que aparece de frente, cubierta por sábanas y un corsé metálico. Su cuerpo se abre a partir del cuello para dejar aparecer la columna vertebral, la cual representa el daño irreparable del accidente.
Asimismo, se puede ver el sufrimiento representado por los numerosos clavos que se encuentran en su piel, y la mirada de Frida que expresa una tristeza innegable, con numerosas lágrimas que corren a lo largo de sus mejillas. Esta obra se encuentra actualmente en el Museo Dolores Olmedo de la Ciudad de México.
Viva la Vida
Este fue el último cuadro que Frida firmó antes de morir, en 1954. Aunque no se sabe ciertamente si fue el último que pintó, este cuadro permanece actualmente en el Museo Casa Azul de Frida Kahlo en la Ciudad de México.
Esta obra se considera una celebración de la vida, a pesar de todo el sufrimiento que pasó la artista. La sandía es una fruta asociada a los esqueletos de los días de muertos, por lo que la vida y muerte danzan en un mismo cuadro. A diferencia de sus otras obras, el tono es optimista. Así, Frida se despidió diciendo “Viva la vida”.