¿Buscas inspiración para crear? La naturaleza, el caos cotidiano y hasta los silencios pueden encender la chispa creativa. Descubre cómo aprender a mirar distinto.
¿Dónde nace la inspiración?
Es una pregunta tan antigua como el arte mismo. Algunos la imaginan como un rayo fugaz que ilumina de pronto la mente; otros, como un lento destello que se va construyendo con lo que vemos, olemos, sentimos y vivimos. Lo cierto es que la inspiración no se encuentra únicamente en los museos, en los libros o en las grandes obras: está en todas partes, si aprendemos a mirar.
Reconocer y acoger la inspiración:
La inspiración es la catalizador del proceso creativo.
¿Cómo acogemos la inspiración? Es un conjunto de estímulos, muchas veces multisensoriales, así que cuando llega tenemos que ser capaces de acogerla (como un viejo amigo que viene a visitarnos después de mucho tiempo) y sobre todo NO lo dejes escapar!
- Mantén siempre los sentidos abiertos a la inspiración: nunca se sabe cuándo y de dónde vendrá.
- Lleva siempre un cuaderno para apuntar ideas o bocetos cuando te llegue la inspiración.
- No te limites a un solo tipo de inspiración.
La naturaleza como maestra
Las hojas no son siempre verdes, ni el cielo siempre azul. Las texturas de la corteza de un árbol, los colores imposibles de un insecto, la geometría perfecta de una flor… todo en la naturaleza es una fuente inagotable de ideas.
Observar el ciclo natural (el crecimiento, el desgaste, la transformación) nos habla también del proceso creativo. Nada surge perfecto. Todo evoluciona.
Los diseños de productos pueden inspirarse en la forma de las hojas (ej: Canopy Designs , las flores o las estructuras de los huesos para crear productos más ergonómicos, ligeros y funcionales.
Diseños de prendas con patrones o formas inspiradas en la naturaleza como: Escamas de pez: Vestidos con placas superpuestas para flexibilidad y protección (ej: colecciones de Iris van Herpen).
El entorno cotidiano como detonante
¿Y si la inspiración está en el trayecto en transporte público, en el patrón de sombras en una pared, o en las voces cruzadas en una cafetería?
La ciudad también habla. Las texturas del concreto, los letreros viejos, los grafitis, los mercados… todo puede ser materia prima para una idea.
Algunos diseñadores que encuentran lo extraordinario en lo ordinario son:
Virgil Abloh
Donde su inspiración fueron las calles, cultura urbana, señales de tránsito, grafitis, moda callejera. Sus diseños para Off-White y Louis Vuitton mezclan lo cotidiano con lo de alta costura
Patricia Urquiola
Se inspira en colores de mercados, patrones cerámicos tradicionales, detalles cotidianos de ciudades como Milán o Marrakech. Diseña espacios e interiores que reflejan lo sensorial del entorno urbano y doméstico.
Otras disciplinas, nuevas conexiones
A veces, la mejor inspiración para crear una escultura no viene del arte… sino de la música. O una prenda de vestir puede surgir de una emoción leída en un poema.
Cruzar disciplinas enriquece. Sal del taller, asiste a una obra de teatro, escucha un concierto, visita una exposición, incluso si no es de tu área. El cerebro crea nuevas conexiones cuando lo exponemos a ideas ajenas.
El silencio y el aburrimiento también crean
Vivimos en un mundo sobre estimulado, donde cada minuto libre lo llenamos con una pantalla. Pero muchas veces, el silencio es el lugar donde nacen las mejores ideas.
Estar sin hacer nada, contemplando, caminando sin rumbo, permite que el cerebro divague, juegue y cree.
La inspiración no se busca… se cultiva. Está en el mundo natural, en lo urbano, en lo emocional y en lo intangible. Lo importante es aprender a mirar más allá de lo evidente.
Los talleres de la UNINTER son laboratorios ideales para experimentar con esas ideas. Allí, lo que observamos puede convertirse en objeto, trazo, textura, diseño o forma.
Fuente: Bad Designer, Talleres
