La magia de los videojuegos como Cuphead, Indivisible o Hollow Knight demuestran que, hoy más que nunca, los métodos de representación tradicional son muy importantes en el mundo de la animación para videojuegos.
Pero ¿cuál es el origen de estas técnicas y hasta qué punto han sido las responsables del desarrollo del sector interactivo?
En la actualidad, arte y tecnología van unidos de la mano para brindarnos —dentro del mundo del videojuego en particular y en el del ocio a nivel general— ambiciosas propuestas visuales cuyo límite creativo parece inabarcable.
Pero lo más fascinante de ello es que estos vanguardistas logros técnicos conviven, de manera casi mágica, con obras inspiradas directamente en el origen del arte en movimiento.
La capacidad de sorprender
Jugando brevemente a Cuphead, muchas son las sensaciones que sentimos más allá de su desenfrenada dificultad. Su apartado gráfico, inspirado en el primer boom de los dibujos animados que sucedió durante los años 30.
Y lo hace gracias a los principios de la animación más básicos del medio: el escenario combina fondos a la acuarela y personajes dibujados con gran tino.
Este era el principal objetivo del visionario viñetista Winsor McCay, principal precursor del cine de animación, que permitió la fundación de estudios como Walt Disney.
“El artista puede dar vida a sus escenas y personajes de forma casi instantánea, llevándolos más allá de las imágenes estáticas que podemos ver en los lienzos de los museos.”
McCay no creó el primer cortometraje del medio, pero ideó el método de animación de personajes más importante de la historia: el sistema por Keyframes. El culmen de sus logros lo podríamos resumir en la creación del cortometraje Gertie el Dinosaurio durante el año 1914.
La clave del movimiento: acción y anticipación
Animaciones tan complejas hubiese sido imposible realizar sin dibujar los fotogramas clave de la misma, dando una idea global de cada uno de los movimientos mediante una sucesión de dibujos principales.
A partir de ese momento, personajes como Mickey Mouse o Betty Boop cobrarían vida gracias a esta vanguardista técnica, que ha sido canon hasta el día de hoy.
La velocidad de los movimientos a base de cambiar la cantidad de dibujos durante determinados momentos, o la exageración de las proporciones para enfatizar el carácter de los personajes. El resultado lo podemos ver, con gran nostalgia, en los videojuego como Cuphead.
Si Windsor McCay levantara la cabeza, es muy posible que sintiera una pasión difícil de contener por experimentar dentro del mundo del ocio interactivo.