El ingreso a la universidad es un momento de gran satisfacción y orgullo, ya que se alcanza una meta que pocos logran, pero también muchos se quedan en el camino.
El ingresar a la universidad los patrones de vida cambian debido a las cargas de trabajo pues hay que cumplir con las tareas encomendadas a costo de muchos sacrificios como es la alimentación y el descanso, derivado de la falta de adaptación y autocuidado del estudiante, le provoca manifestaciones que lo pueden llevar a desarrollar problemas crónicos degenerativos como lo es la diabetes, hipertensión arterial y obesidad problemas que actualmente se presentan en personas más jóvenes.
Para el estudiante el proceso de adaptación a la Universidad se confunde con la vocación, en especial cuando no se obtienen los resultados académicos esperados y las calificaciones son bajas, siendo necesario desarrollar habilidades y aptitudes con la finalidad de facilitar la solución de problemas, lo que puede deberse a diversas causas, por ejemplo, no conocer ni manejar estrategias adecuadas de aprendizaje.
¿Qué tipo de cuestiones se hacen los alumnos?
Estos problemas lo hacen dudar y preguntarse: ¿Me siento bien para seguir adelante? ¿Tengo vocación? ¿Estoy en el lugar adecuado?, ¿me siento a gusto conmigo mismo? ¿Cuáles son los problemas a los que me tengo que enfrentar? ¿Soy un buen estudiante?, ¿Debería estar en otra carrera?
Siendo esta incertidumbre motivo de grandes conflictos emocionales y físicos que ponen en riesgo la salud física y mental , a pesar de la buena disposición del estudiante pueden presentarse algunas dificultades asociados al ritmo de estudio o presión por la carga académica, dudas vocacionales, incomodidad social, malestar físicas.