La mano biónica es una prótesis destinada a usuarios con problemas de acceso a la red eléctrica, mejorando así la vida de quienes han perdido alguna de sus extremidades.
Una de las aplicaciones más fructíferas de la impresión 3D ha sido la fabricación de prótesis.
Muchas de ellas, no obstante, son dispositivos con funcionalidades reducidas que carecen de movilidad activa.
Ahora una startup tunecina busca superar estas limitaciones gracias a un prototipo mucho más versátil que cuenta con alimentación eléctrica y un software de inteligencia artificial para interpretar las señales emitidas por los músculos del usuario.
Esta mano artificial cuenta con diversas articulaciones que permiten ejecutar movimientos de los dedos y el pulgar o la muñeca por medio de impulsos eléctricos.
La mano biónica incluye un sistema de carga inalámbrica y paneles solares que permiten utilizarla sin depender del acceso a una red eléctrica.
Este enfoque multiplica la independencia y la autonomía de los usuarios, que podrán recargar el dispositivo en cualquier lugar.
Partes de la mano biónica
Si alguna de las piezas sufre algún desperfecto, se puede reemplazar fácilmente. Del mismo modo, a medida que el usuario va creciendo en estatura, es posible sustituirlas por otras de mayor tamaño que se ajusten mejor a su cuerpo.
Este aspecto es de gran importancia, ya que las prótesis avanzadas que hay en el mercado, además de resultar muy costosas, tienen una vida útil muy corta.
La discapacidad no es un juego, pero superarla sí puede serlo
Perder una extremidad en la infancia es una experiencia traumática y aprender a manejarse sin ella es un proceso laborioso. Practicar una y otra vez acciones tan sencillas como abrir un tarro de mermelada requiere una gran atención y tenacidad.
Por eso, los desarrolladores de esta mano biónica han recurrido a técnicas de gamificación. Es decir, se han inspirado en las mecánicas de los videojuegos para que el proceso sea mucho más ameno.
Han desarrollado un software de realidad virtual bautizado como VREHAB que permite a los niños llevar a cabo acciones como escalar edificios al estilo del hombre araña.
A medida que van mejorando su destreza, obtienen más puntos en el programa. Además, los terapeutas responsables de la rehabilitación pueden hacer un seguimiento en línea de sus actividades y monitorizar sus progresos.