Los satélites que se lanzan al espacio son cada año más y más pequeños, una tendencia que está incrementando la demanda de cohetes de menor tamaño.

El gran ritmo de vida que llevamos hoy en día no sería posible de llevar sin la ayuda de los satélites, aunque estos artefactos estén a miles de kilometros de nosotros hacen que sea posible llevar a cabo muchas de las actividades que hacemos en la tierra, nos ayudan a desde controlar los incendios forestales, la deforestación y la temperatura de la superficie marina, hasta permitir conexiones a nuevas tecnologías móviles, como la 5G, en zonas de difícil acceso.

Normalmente los satélites son cuerpos de gran tamaño que están en el espacio exterior cumpliendo una determinada función, pero al paso de los años estos han disminuido su tamaño. La nueva generación de satélites en miniatura y de menor coste que están siendo lanzados a órbitas bajas or empresas como SpaceX, de Elon Musk, y OneWeb, con sede en el Reino Unido, hace patente esta creciente tendencia.

Menos es Más

Aunque pueda parecer algo incríble, puede haber satélites del tamaño de una caja de zapatos o incluso menor y, aun así, algunos de ellos se encargan de rastrear la totalidad de la masa terrestre del planeta con un grado de detalle sin precedentes. 

Para ponerlos en órbita de la forma más económica posible, los satélites pequeños suelen transportarse en cohetes de grandes dimensiones como parte de misiones compartidas. El desarrollo de cohetes más pequeños permitirá un acceso más rápido y personalizado al espacio, lo que podrá abrir el mercado a un mayor número de proveedores especializados.

Xavier Llairo, director comercial y cofundador de Pangea Aerospace en Barcelona, dice que Los satélites pequeños pueden viajar en grandes lanzaderas, pero esto plantea problemas, como el largo tiempo que transcurre hasta su puesta en órbita, ya que hay que reservar plaza con mucha antelación y esperar a que la lanzadera se dirija al sitio exacto en el que se quiere colocar los satélites.

Aún se debe encontrar la forma de reutilizar estas microlanzaderas minimizando el impacto al que están expuestas en el momento de volver a entrar en la atmósfera terrestre y permitiéndoles aterrizar de forma segura. Además que sería bastante más amigable con el medio ambiente el poder darles más de un uso de una sola vez.

“Gracias a esta reutilización, la inversión es menor, se usan menos medios de producción y puede incrementarse la frecuencia de lanzamiento”, explica Llairó.

Primera Sección

El proyecto RRTB, financiado por la UE y dirigido por Pangea, ha estado tratando de encontrar formas económicamente más eficientes de lanzar al espacio cohetes pequeños que cargan satélites de hasta 500 kilogramos.

Este proyecto ha tenido como principal objetivo la reutilización, de la primera sección o primera parte del cohete, que se encuentra en su base. Esta parte se encarga de generar la mayor parte del impulso inmediatamente después del lanzamiento para despué desprenderse y caer de nuevo en la Tierra. El resto de las secciones del cohete que son más ligeras, siguen avanzando por el espacio hasta poner su carga en órbita.

Según su criterio, la solución es encontrar una forma mediante la cual la primera sección del cohete entre de nuevo en la atmósfera terrestre de forma segura y aterrice en una estación de acoplamiento cerca del lugar de lanzamiento o en una base flotante. A la vez, el diseño de la lanzadera debe permitir una carga útil lo suficientemente relevante para que la operación sea económicamente viable.

Una nueva tobera

Cuando el cohete usaba una tobera en forma de campana al rededor el equipo comenzó a presentar dificultades que resolvió utilizando una nueva tobera con forma cónica. . Esta tobera tipo aerospike contribuye a repartir el calor, de forma que el impacto al que se ve sometido el cohete es menor.

“Permite que entre en la atmósfera de forma más suave”, indica Llairó. “Esto no solo es aplicable a las pequeñas lanzaderas, sino también a las de mayor tamaño. Fue un hallazgo inesperado, ya que inicialmente no estábamos buscando algo así”.

Preparando el lanzamiento

RRTB se ha enfocado en la reutilización mientras que la compañía aeroespacial Orbex, con sede en el Reino Unido, se prepara para estrenar su propia microlanzadera ligera y ecológica.

En mayo del año pasado Orbex presentó un prototipo de cohete de 19 metros de altura que sería la primera lanzadera totalmente orbital para pequeños satelites. Con el mismo objetivo de reutilizar, este cohete se ha diseñado para reutilizar las piezas que se recuperen.

Un cohete más ecológico

El cohete se impulsará a base de un combustible limpio a base de biopropano, un subproducto del biodiésel, que es un tipo de combustible obtenido de fuentes como aceites vegetales y aceite de cocina usados. Haciendo de este un menor impacto ambiental.

Este combustible se combinará con oxígeno líquido. Un es decir, un gas enfriado a temperaturas bajo cero y condensado que pasa a ser un líquido altamente combustible. Con eso se espera que el cohete reduzca las emisiones de carbono hasta en un 96% en comparasión a otras lanzaderas que son impulsadas por combustibles fósiles. También se estima que este sea más ligero, 30% menos que los demás cohetes de gran tamaño.

Fuente: El País

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