El avance de la neurociencia en los últimos 25 años ha confirmado la influencia del medio ambiente en nuestro comportamiento. En nuestros códigos genéticos, los científicos han descubierto cómo el espacio donde convivimos afecta el desarrollo celular y el sistema nervios.
Estos descubrimientos enfocados a la salud y bienestar social se han extendido a otras disciplinas como la arquitectura y el diseño de interiores.
Más del 90% del tiempo en la pasamos en interiores, y esto tiene un efecto en la psicología, la salud y por ello la importancia de la neuroarquitectura.
¿Qué es la neuroarquitectura?
La Neuroarquitectura, entonces, se puede definir como el entorno construido que ha sido diseñado con principios derivados de las Neurociencias, ayudando de esta forma a crear espacios que favorezcan la memoria, la mejora de las habilidades cognitivas y la estimulación de la mente.
Los especialistas consideran que la arquitectura, las personas y el ambiente deben verse como un sistema vivo, tenemos que “reconocer lo entrelazados que estamos y desde el diseño atender a estos problemas.
Luz, color y acústica en el neurointeriorismo
El neurointeriorismo se aboca a investigar cómo influyen el diseño, la luz, el color y la acústica, entre otros elementos, en el bienestar físico.
Esto puede emplear el espacio de forma estratégica, en función de la actividad que las personas van a desarrollar en ella y dependiendo de factores como su edad.
En ese sentido, se pueden diseñar escuelas de tal forma que ayuden a mejorar la concentración, la memorización y el aprendizaje de los alumnos, o bien incluso hospitales que fomenten la recuperación de los pacientes.
Vale la pena explorar esta disciplina o sus hallazgos en la construcción de espacios más efectivos, que fomenten el bienestar de sus usuarios.