Unos científicos han creado lo que, hasta donde saben, es el primer “robot molecular” del mundo que es capaz de construir otras moléculas y realizar algunas otras tareas.
Este avance tecnológico es obra del equipo de David Leigh, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido.
Los diminutos robots, que tienen un tamaño del orden de la millonésima de milímetro, pueden ser programados para construir y desplazar objetos de tamaño molecular, usando un minúsculo brazo robótico.
Cada robot individual es capaz de manipular una única molécula y está hecho de apenas un centenar y medio de átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Para ser bien conscientes de lo que ello significa, hay que tener en cuenta que un trillón de estos robots apilados uno encima del otro tendrían solo el mismo tamaño total que un único grano de sal.
Los robots son ensamblados y usando la química y también reciben mediante la química sus instrucciones. Una vez construidos, las señales químicas idóneas les dicen qué deben hacer y cuándo. Este sistema es en lo básico como un programa informático convencional.
El beneficio de tener maquinaria tan pequeña es que reduce de forma enorme la necesidad de materiales, puede acelerar y mejorar el descubrimiento de fármacos, disminuye de manera drástica las necesidades de energía e incrementa rápidamente la miniaturización de otros productos. Por tanto, las aplicaciones potenciales de los robots moleculares son extremadamente variadas y fascinantes.
En el futuro, tales robots podrían ser utilizados para fines médicos, procesos de fabricación avanzada e incluso la construcción de fábricas moleculares y cadenas de montaje.