Un gran cubículo con forma de altavoz de unos tres metros de alto y uno de ancho atrae la atención de quienes entran..
Por primera vez en la sede londinense de Amazon. En su interior, varias pegatinas azules pegadas en la pared invitan a interactuar con “Alexa”, el asistente virtual de la compañía. Sugieren que se pida música relajada, una canción de los años 80 o que se pregunte por el tiempo.
Además de contar chistes, “Alexa” también comprueba los eventos del calendario, busca recetas, controla la televisión, regula la luz o la temperatura de una habitación o pone la música más acorde para leer o estar en una fiesta. En concreto, el asistente virtual, que llegará a España antes de finales de año, cuenta con 50,000 habilidades.
“Alexa” es una de las grandes apuestas de Amazon, que intenta competir con otros asistentes virtuales como Siri o Cortana. Mientras que en 2017 tenía 4.000 dispositivos compatibles, ahora cuenta con más de 20.000. Para desarrollar este dispositivo y llevar a cabo otros proyectos basados en inteligencia artificial, el gigante del comercio electrónico cuenta con 25 centros de desarrollo en toda Europa en los que trabajan unos 5.500 investigadores. Los perfiles incluyen desde científicos especializados en machine learning hasta expertos en robótica e ingenieros de software, hardware y aeroespaciales.
Además de en Reino Unido, la empresa también tiene centros de desarrollo que trabajan de forma conjunta en Austria, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Rumanía y España —uno en Madrid y otro en Barcelona—. “Alexa encontró su voz gracias a los equipos de Polonia y aprendió a responder preguntas con la ayuda de los equipos de Reino Unido”, afirma Jeff Wilke, CEO de consumo mundial de Amazon.
El objetivo de los centros de desarrollo es dar respuesta a todos estos retos, además de poder ofrecer más opciones, precios más bajos y una mejor experiencia de compra a cientos de millones de clientes en todo el mundo. Pero en la compañía son conscientes de que el sector tecnológico avanza a un ritmo vertiginoso y pronto surgirán retos nuevos. “Ahora compramos con la voz, pero quién sabe si en 10 años, no lo haremos con gestos”, afirma Ralf Herbrich, jefe de machine learning en el centro de Berlín.
Fuente: El País
Universidad Internacional Uninter