“La desinformación opera a través de algoritmos opacos que premian lo más llamativo, no lo más cierto”: Carlos Lauría, director de la SIP

En el marco de la V Cumbre Global sobre Desinformación (que se llevó el 17 y 18 de septiembre), conversamos sobre libertad de prensa, desinformación actual y de la necesidad de mayor transparencia de los algoritmos.

Carlos Lauría, director de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), tiene claro que la desinformación se combate con buen periodismo. Es una receta ampliamente difundida, pero hacerla posible conlleva múltiples retos: regulación de las plataformas digitales, alfabetización mediática, trabajo mancomunado, prácticas para generar confianza, innovación, verificación de datos, uso ético de la IA y de otras herramientas tecnológicas, etcétera. La V Cumbre Global sobre Desinformación –organizada por la SIP, la Fundación para el Periodismo (Bolivia) y Proyecto Desconfío (Argentina)– vuelve a poner el acento en estos y otros temas para abordar un fenómeno que se actualiza cada año. Si en el 44 d. C. se calumniaba a Marco Antonio y a Cleopatra usando monedas acuñadas con frases falsas, en la actualidad las redes sociales esparcen desinformación y mentiras sobre entornos en los que se pretende influir. Es la moneda diaria sobre todo en contextos de guerra, crisis climáticas, confusión electoral, auge de las llamadas ‘Big Tech’ y propaganda disfrazada de información.   

De manera virtual y gratuita, el encuentro se realizó en español, inglés y portugués el 17 y 18 de septiembre. Cerca de 2.500 personas de 115 países confirmaron su participación para las dos jornadas, en que hablaron más de 30 voces de instituciones líderes como la ONU, UNESCO,  IFCN, Maldita, Atlantic Council, Wan-Ifra, ADEPA o Bolivia Verifica. De parte de la Fundación Gabo, uno de los aliados principales del evento, participó el periodista Roberto Deniz Machín, de Armando.info, en la charla ‘¿Por que el periodismo es parte de la solución frente a la desinformación?’. 

“La Cumbre ha puesto la desinformación en el centro de la agenda pública y ha generado herramientas concretas de alfabetización y cooperación internacional”, destaca Lauría sobre estos primeros años. En 2024 y 2025, tras cada edición, la Fundación Gabo y la Cumbre lanzaron una guía gratuita (y habrá una tercera) basada en una selección de ponencias y proyectos de la Cumbre, como parte de su compromiso por ofrecer material de consulta y análisis que contribuyan a fortalecer el ecosistema informativo con ejemplos de buenas prácticas.

Lauría se licenció en la Universidad Católica de Argentina. Es periodista y experto en libertad de prensa. Desde 2023 dirige la SIP, y antes se desempeñó como director de programa y responsable del programa para las Américas en el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). También encabezó el portafolio de libertad de expresión del programa de periodismo independiente de Open Society Foundations. En esta entrevista, reflexiona sobre el panorama actual de la desinformación, la forma en que opera la corrupción para engañar a la ciudadanía, la necesidad de transparencia en internet y los desafíos de la libertad de prensa en el continente. 

¿Cómo opera la desinformación actualmente y de qué manera afecta la salud de la democracia?

La desinformación opera a través de algoritmos opacos que premian lo más llamativo, no lo más cierto. Estudios demuestran que las mentiras circulan mucho más rápido que los hechos. Esto genera polarización, erosiona la confianza ciudadana y debilita las instituciones democráticas, ya que manipula la opinión pública en forma deliberada para servir a intereses políticos o económicos.

En la coyuntura mundial actual, con guerras, desastres climáticos y crisis migratorias en aumento ¿la desinformación corre el riesgo de agravarse? ¿Qué pueden hacer los periodistas y las organizaciones periodísticas para ofrecer claridad en este panorama?

Sí, corre el riesgo de agravarse porque los actores malintencionados aprovechan la incertidumbre y el miedo social, en un contexto donde el discurso público está viciado por la desinformación y las mentiras. Los periodistas deben redoblar la verificación rigurosa, contextualizar los hechos y trabajar de manera colaborativa para cumplir con su labor informativa, contribuir de manera decisiva al debate público y mejorar la salud de la democracia. Las organizaciones deben fortalecer el periodismo independiente, invertir en capacitación y colaborar para frenar narrativas falsas.

La Cumbre Global sobre Desinformación ha puesto el foco en cómo las herramientas para engañar y esparcir bulos se han sofisticado con las tecnologías del siglo XXI, pero también en las alternativas para resistir a esto. ¿Con qué herramientas cuenta un periodista para combatir la difusión de mentiras y de noticias falsas?

Cuenta con su credibilidad, la verificación de datos, la transparencia con las audiencias y las alianzas entre medios. También con el uso responsable de tecnologías como la inteligencia artificial para detectar patrones de desinformación y con la alfabetización mediática para que las audiencias aprendan a distinguir hechos de engaños. Uno de los mejores antídotos contra la desinformación es el periodismo de calidad. 

¿Hace falta exigir regularización y transparencia por parte de las empresas tecnológicas que controlan las redes sociales?

Sí, por supuesto. La transparencia algorítmica y la rendición de cuentas de las plataformas digitales son imprescindibles. Se trata de establecer reglas claras que limiten la manipulación, protejan la información verificada y garanticen que las plataformas no se conviertan en cajas de resonancia de mentiras. 

La corrupción es muchas veces artífice y/o cómplice de la desinformación. ¿De qué formas actúan el poder y la corrupción para engañar o desinformar a la ciudadanía?

La corrupción utiliza la desinformación para distraer, desacreditar a críticos, justificar abusos de poder y garantizar impunidad. El periodismo ha realizado importantes investigaciones que han dejado al descubierto cómo distintos actores vinculados a intereses oscuros, ligados a sectores estatales y privados y en diversos países, financian campañas de propaganda, manipulación informativa y troles digitales que buscan instalar narrativas falsas y erosionar la credibilidad de medios independientes.

¿Qué riesgos y desafíos enfrenta la libertad de prensa en nuestro continente?

La libertad de prensa en América atraviesa uno de los momentos más delicados de las últimas décadas. Los periodistas enfrentan amenazas que se expresan en distintos niveles: en primer lugar, la violencia física, que se traduce en asesinatos, agresiones y desapariciones forzadas. A esto se suma la persecución política y judicial: el uso abusivo de demandas, procesos penales infundados y sanciones económicas que buscan intimidar y silenciar a quienes investigan casos de corrupción o abusos de poder.

Un segundo gran riesgo es el desplazamiento y el exilio forzado de periodistas y también medios de comunicación obligados a operar fuera de sus países, fenómenos que observamos en regímenes autoritarios como Nicaragua, Cuba y Venezuela, donde la represión estatal ha dejado sin voz a redacciones enteras. Pero se ha extendido a El Salvador, Guatemala y Ecuador, que han visto también el desplazamiento forzado de periodistas. El resultado es un vacío informativo que afecta directamente el derecho de los ciudadanos a estar informados. El autoritarismo 

El tercer desafío está vinculado con el entorno digital. En la actualidad, el poder ya no necesita recurrir siempre a la censura explícita: puede manipular la percepción de la realidad mediante la desinformación y el uso de tecnologías que distorsionan los hechos. Los ataques a la libertad de prensa se trasladaron de la represión abierta hacia la manipulación masiva, donde las mentiras circulan mucho más rápido que las verdades y encuentran un terreno fértil en redes sociales sin filtros editoriales.

Finalmente, existe un clima social hostil alentado por discursos estigmatizantes de líderes políticos que señalan a la prensa como “enemiga” u “opositora”, lo cual habilita ataques verbales y físicos contra periodistas. Ese ambiente de odio, sumado a la precarización económica de muchos medios, debilita aún más la capacidad del periodismo de cumplir su misión democrática.

Por todo esto, el gran desafío de la SIP y de los periodistas en el continente es múltiple: garantizar la seguridad de quienes ejercen el oficio, defender medios libres y sostenibles, y enfrentar la desinformación con más y mejor periodismo, sin ceder a la manipulación ni a la intimidación.

Los periodistas y los medios o plataformas periodísticas tienen un papel crucial en la promoción de la alfabetización mediática. ¿La Cumbre quiere seguir haciendo énfasis en este tema?

Sin duda. La alfabetización mediática es una de las herramientas más efectivas contra la desinformación. La Cumbre seguirá impulsando herramientas pedagógicas, guías prácticas y alianzas con organizaciones educativas y sociales, para que los ciudadanos aprendan a identificar información confiable y ejerzan un consumo crítico de noticias.

¿De qué manera el trabajo en equipo y la cooperación internacional de medios y organismos periodísticos pueden contribuir a un ecosistema mediático más transparente?

El periodismo colaborativo permite investigar más a fondo, compartir recursos y exponer redes de corrupción y desinformación que cruzan fronteras. La cooperación internacional también refuerza la protección de periodistas en riesgo y eleva estándares de transparencia que fortalecen la credibilidad de la prensa.

¿Qué esperan de esta quinta edición de la Cumbre?

En esta quinta edición esperamos consolidar lo aprendido, profundizar en el rol de la tecnología —con sus riesgos y oportunidades— y reforzar el liderazgo del periodismo independiente como garante de la democracia.

FUENTE: Etica Periodística

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