“En los colores no se puede mentir” – Pierre Renoir
Pues sí, el color comunica. De hecho puede decir más cosas y calar más profundamente en la mente de una audiencia que un gran discurso. Además, su impacto se produce mucho antes de que se haya podido pronunciar una sola palabra. El efecto es inmediato y transmite un mensaje muy concreto según su tonalidad. A diferencia de la palabra, el color no habla a la mente consciente; el color influye en la parte emotiva y subconsciente de todos nosotros sin que nos demos cuenta.
En el ámbito de la comunicación, el color puede considerarse uno de los aspectos de lo que se denomina lenguaje no verbal, que se compone de otros muchos elementos. Hoy analizamos qué comunicamos con el color de vestuario que elegimos y si esa elección apoya nuestro mensaje o lo contradice.
Elegir de qué color vestir a la hora de presentarse ante una audiencia, una cámara de televisión, una presentación de trabajo o cualquier otro acto comunicativo, no es algo que deba dejarse al azar. Aunque, antes que nada, es importante tener en cuenta que el vestuario debe hacer sentir cómodo a quien lo lleva, porque esa comodidad también la perciben sus interlocutores.
El color ha sido profundamente estudiado a lo largo de los años y su influencia se conoce muy bien en la publicidad, el diseño y el arte. Kandinsky dijo: “El color es el medio para ejercer influencia directa sobre el alma: el color es la tela, el ojo el macillo y el alma es el piano con sus cuerdas”.
Sin embargo, su elección no se cuida tanto como debería en el ámbito de la comunicación. Y habría que tenerlo en cuenta de la misma manera que lo hacen los publicistas, puesto que comunicar es, en cierto modo, tratar de “vender” una determinada idea.
Ahora haremos un repaso de lo que comunican los colores más habituales, de acuerdo a los numerosos estudios que hay sobre la materia. Todos los colores tienen rasgos positivos y negativos. Hay que aprender a utilizarlos en función de la reacción que estemos buscando en las personas con las que vamos a tratar.
¿Por qué es tan importante el color?
Un color impresiona al que lo percibe porque llama su atención y consigue expresar, porque cada uno provoca una reacción y/o una emoción. Además, construye un significado propio y adquiere el valor de un símbolo.
Los colores frecuentemente están asociados a estados de ánimo o emociones. Así pues, el verde se asocia a la esperanza y a la naturaleza, el negro al temor y la elegancia, o el rojo al peligro y la pasión.
Las emociones varían dependiendo del color, de la intensidad y de la combinación con otros colores. Y las sensaciones dependen de factores culturales, ambientales y del contexto.
Asociar una marca a un color ayuda a ser recordado y reconocido, por eso es muy importante elegir el más adecuado para construir la imagen corporativa de una empresa y transmitir su esencia desde el principio.
La elección de un buen color y la combinación adecuada del mismo, tanto en el logotipo como en las futuras creatividades, da lugar a una marca con personalidad, agradable a la vista y con más probabilidad de éxito. Sin embargo, una mala elección del color puede provocar el rechazo del público por muy buena que sea la idea.
“El azul aporta credibilidad a nuestro discurso”
Empecemos por el azul, uno de los más utilizados en el ámbito laboral y el color preferido de gran parte de la población. Debemos saber que el azul es el color más frío de todos. En sus tonalidades claras, sugiere frescura, transparencia, salud, limpieza, entendimiento, suavidad y serenidad. Los azules oscuros inspiran estabilidad, profundidad, consciencia, madurez, buen juicio, inteligencia, confianza, lealtad, honradez, autoridad y respeto. En general, el azul produce un efecto relajante en la persona que lo percibe, puesto que está ligado a la tranquilidad, la calma y el infinito. Por tanto, este color es una buena elección si debemos enfrentarnos a situaciones en las que el estado de ánimo de nuestros interlocutores está alterado o si su opinión es contraria a la nuestra. Aportará solidez y credibilidad a nuestros argumentos y minimizará la posibilidad de que se produzcan enfrentamientos. En cambio, no es bueno elegir este color si lo que buscamos es que se generen ideas nuevas, que se produzca un debate o que se despierte emoción sobre algo novedoso que vamos a llevar a cabo. El azul no es un color que vaya a aportar atractivo a nuestro mensaje. Más bien lo reforzará con aplomo pero con frialdad. Con el azul estamos diciendo “Yo tengo experiencia. Yo soy de fiar”.
Sigamos con un color que también se suele ver mucho en el mundo de los negocios: el gris. No hay estudios que aporten rasgos positivos sobre este color. En general, el gris inspira tristeza, gravedad y pobreza en el caso del gris claro, o desesperación si es oscuro. No obstante, hay que tener en cuenta que las características de los colores se deben tomar como norma general, porque las asociaciones que provocan en los individuos pueden variar según los países, las culturas, las costumbres y las modas. En algunos ámbitos, el gris puede ser considerado un color de elegancia y sobriedad. En cualquier caso, se trata de un color totalmente neutro. Es la mejor elección si no queremos llamar la atención. Al vestir de gris estamos diciendo: “No te fijes en mí”.
“El rojo es el color magnético por excelencia”
En el lado opuesto analizamos ahora el color más cálido e intenso a nivel emocional: el rojo. El rojo inspira dinamismo, energía, fuerza, poder, determinación, impulsividad y aventura. En general, es un color excitante, apasionado y fuerte. En ocasiones puede relacionarse con el peligro y la prohibición (por eso se utiliza en las señales de tráfico) o sugerir sensaciones negativas como la agresividad, la violencia o el exceso de temperamento. En lo que nos incumbe, el rojo es un color para estimular a nuestra audiencia con las emociones más intensas. Podemos usarlo para despertar pasión por una idea o por un producto novedoso o rompedor. También es idóneo vestir de rojo si lo que queremos es destacar sobre los demás: es el color magnético por excelencia, al contrario que el distante azul. Con el color rojo estamos diciendo: “Yo me atrevo. Yo soy capaz”.
El marrón es otro de los colores más utilizados en el ámbito profesional. Muchas mujeres eligen este color, en sus diferentes tonalidades, para su vestuario laboral a pesar de que presenta cualidades masculinas. La mayoría de los atributos de este color son positivos. Se relaciona con la naturaleza (por la tierra y la madera) y con conceptos como el crecimiento, la preparación, la salud, la durabilidad, la tradición y el arraigo. Sugiere, sobre quien lo lleva, veracidad, bondad, madurez, fiabilidad y serenidad. Sin embargo, el marrón está también relacionado con el otoño y, por tanto, llega a inspirar sensaciones negativas como la decadencia, el envejecimiento y la severidad. Podemos por tanto optar por este color para aportar sensaciones de fiabilidad y madurez a nuestro discurso pero nunca para suscitar entusiasmo entre nuestra audiencia o para dirigirnos a un público joven. Al vestir en tonalidades marrones, estamos diciendo: “Yo tengo experiencia larga y sólida, pero no estoy abierto a ideas nuevas”.
“Debemos considerar incorporar el color verde a nuestro vestuario”
El color verde es otro de los grandes favoritos de la población general, aunque es poco utilizado en cuestiones de vestuario por hombres o mujeres. Sin embargo, cada vez está más de moda para asociarse con el respeto por el medioambiente. Sus interesantes características lo convierten en un color que debemos considerar incorporar a nuestro vestuario. El principal rasgo que transmite el color verde es la vida, con todo lo positivo que eso comporta. También está relacionado con la esperanza, la buena suerte, el dinero, el crecimiento, la prosperidad y, por supuesto, la naturaleza. Todo eso es lo que nuestro subconsciente puede captar al ver el color verde. En general, es un color que transmite energía y optimismo. Además, al contrario que el rojo, es un color relajante que inspira seguridad. Por eso se utiliza en las señales de tráfico para indicar “vía libre”. Cuando nos vestimos de verde mostramos seguridad, naturalidad, tranquilidad, armonía, frescura y cierto desenfado. La única tonalidad no recomendada es el verde amarillento, porque se asocia a la enfermedad y a la envidia. Otro aspecto negativo que puede transmitir el verde es la falta de experiencia. En cualquier caso, es un color positivo en la mayoría de ocasiones. Nos puede servir, por ejemplo, para enmarcar un mensaje de esperanza al comienzo de un nuevo proyecto, al cual además se le supondrá prosperidad. Con este color, estaremos diciendo: “Yo genero prosperidad”.
Aunque hay infinidad de colores en la paleta, terminaremos analizando el negro y el blanco, dos de los colores más utilizados. El negro puede provocar impresiones contrapuestas, desde la negación, el temor a lo desconocido y la muerte, hasta la elegancia, la sofisticación y el poder. Al vestir de negro transmitimos sensación de fuerza, autoridad, claridad, formalidad, sobriedad, modernidad y precisión. Sin embargo, también podemos evocar sentimientos negativos, como el miedo (de ahí que en el lenguaje coloquial digamos que el futuro se presenta muy negro), el duelo, la pena, la intransigencia, la amenaza o la agresividad. Por tanto, es imprescindible elegir muy bien el momento y la circunstancia en la que podemos utilizar este color, pues nos puede hacer transmitir mensajes contradictorios en función del contexto.
“El blanco es una elección segura”
El blanco en cambio es el color de la afirmación que asociamos principalmente con el bien. Es la suma de todos los colores y apenas tiene connotaciones negativas, excepto cierta sensación de frialdad o de debilidad en determinados casos. Pero, salvo esas excepciones, el blanco se mantiene como una elección segura en casi todos los contextos. No nos añade peso visual innecesario y en cambio aporta luz a nuestra imagen. Además de estar asociado a la bondad, el blanco también nos puede ayudar a sugerir pureza, inocencia, seguridad, limpieza, fe, frescura, simplicidad, salud, honradez, calma y magnanimidad. Podemos utilizar este color si, a nuestro discurso, queremos sumar el mensaje de “Soy tal cual me ves. No tengo nada que esconder. Soy veraz. Soy inocente”.
Fuente: https://htgrupotafalla.com/disciplinas/ https://www.estudiodecomunicacion.com/