Actualmente, gran parte de la población ha cambiado su perspectiva hacia el plástico, pues poco a poco ha sido tomado de una forma no muy agradable; esto gracias a la difusión de los daños causados a la fauna por parte de los diversos medios.

Esto ha traído como consecuencia que diferentes estados de la República Mexicana hayan prohibido el consumo del plástico. Pero algo a considerar al tomar esta decisión es las consecuencias económicas que traerá consigo el tomar una postura más amigable con el ambiente.

¿Qué pasaría si el plástico dejara de existir en México?

Inicialmente, más de un millón de personas perderían sus empleos, esto generaría una perdida del 3.5% del PIB (Producto Interno Bruto); pues se tendría que terminar con al menos 4100 empresas nacionales relacionadas a la producción del plástico, estas aportan 30,000 millones de dólares a la economía mexicana. Posteriormente, se afectaría a miles de comerciantes relacionados a dicho producto.

Así mismo, se supone otra consecuencia en torno al manejo de desechos; pues millones de mexicanos se quedarían sin medio de empaque para la basura, generando dificultades en el transporte de la misma.

¿Realmente se genera un cambio al prohibir el uso del plástico?

Si se toma el caso concreto de las bolsas de plástico, se debe tomar en cuenta que estas deberán ser sustituidas por algo más; si el sustituto fueran cajas de cartón, se debe tener en cuenta que esto implicaría un aumento considerable en los indices de la tala de árboles, generando a su vez un mayor consumo de agua.

Se estima que el 97% de las personas en México le dan un doble uso a las bolsas de plástico, mientras que las bolsas de papel son usadas solo una vez.
De igual manera, aumentaría el uso de metales y envases de vidrio, pero a su vez la extracción de minerales escasos y el transporte de dichos envases requiere de un mayor consumo de energía.

¿Cuál es el verdadero problema?

Al analizar el empleo del plástico y sus consecuencias se suele llegar a la conclusión de que el problema real no es el plástico en sí mismo, sino el uso desmedido que se le ha dado en los últimos años.

Por esto se sugiere que una solución no sea la erradicación completa de dicho material, sino optar por reusarlo; pues se trata de un material 100% reciclable que no requiere de la tala de arboles para su producción, generando una disminución en la emisión de gases de invernaderos y en el consumo de agua.

De igual manera, el manejo de el plástico como desecho es parte de la problemática, pues este termina en los océanos la mayor parte de las veces. Aunque este es solo uno de los pocos desechos que tienen este fin, pues también existen muchos más tales como pañales, toallas femeninas, baterías, cigarros.

¿Cuál sería la solución?

Gran parte de la solución radica en darle un mejor manejo a todos los desechos, y no solo usar al plástico como chivo expiatorio como parte de las diversas campañas ecológicas.
Este proceso no solo es responsabilidad de los basureros municipales o sus similares, ni se soluciona con solo separar la basura. Esto va más a una cuestión de cultura, en la que la sociedad se vuelve irresponsable después de haber hecho uso de diversos productos y se desentiende del proceso este seguirá una vez esté fuera de sus manos.

Es por esto que se invita al lector a analizar más allá del uso de plástico, sino observar las conductas de consumo individuales y ver como estas impactan los desechos que salen de nuestros hogares.