En los talleres, equivocarse no es fracasar. Es crear, explorar, descubrir. Aquí, el error no es el enemigo, sino el maestro silencioso que nos enseña lo que ningún manual puede explicar.

Cuando hablamos de talleres como los de cerámica, pailería, modas, madera o serigrafía, solemos imaginar un lugar lleno de herramientas, materiales y piezas bien hechas. Sin embargo, lo que no siempre se ve (pero es esencial) son los errores. Esos momentos en que algo se rompe, no encaja, se quema o simplemente no sale como esperábamos… son también parte del aprendizaje.
A diferencia de otras materias más teóricas, los talleres son espacios vivos. Aquí no todo se resuelve con fórmulas ni con pasos exactos. En cerámica, una pieza puede agrietarse por un mal secado. Mientras que en modas, un patrón puede no calzar en el cuerpo real. Y en pailería, una soldadura mal hecha puede arruinar todo el ensamble.
Y sin embargo, cada error abre una puerta: obliga a pensar de forma diferente, a buscar soluciones, a hacer ajustes. Es así como se desarrollan habilidades técnicas y creativas al mismo tiempo.


En el proceso creativo, el error es parte del ciclo. De hecho, muchos grandes inventos y obras nacieron a partir de equivocaciones. En los talleres de la universidad, se enseña a ver el fallo no como algo que hay que esconder, sino como parte del camino.
En ese sentido, los errores nos invitan a observar más, a sentir más, a conocer mejor el material y nuestras propias ideas. También nos ayudan a desarrollar tolerancia a la frustración y flexibilidad, cualidades fundamentales para cualquier carrera creativa o técnica.



Muchos estudiantes descubren su propio estilo gracias a los errores. Esa curva mal hecha, ese estampado imperfecto, esa mezcla inesperada de materiales… se convierten en señales únicas de su autoría. Ahí comienza la voz propia, la marca personal, la creatividad auténtica.
Porque ser creativo no es hacerlo perfecto a la primera. Es atreverse a intentar, a equivocarse, a volver a intentar.
En los talleres, el error no se borra. Se estudia, se transforma, se respeta. Porque es ahí donde ocurre lo valioso: en el momento en que algo no sale como lo planeamos, pero sí como lo necesitábamos.
“Los errores bien gestionados son oportunidades para aprender algo que no sabíamos.”
Tim Harford – Adapt: Why Success Always Starts with Failure
Fuente: Ideo

