Desde sus orígenes, la animación ha sido un medio privilegiado para explorar lo fantástico. A diferencia de otros lenguajes audiovisuales, esta forma de arte no necesita replicar la realidad para ser efectiva: puede crearla desde cero, alterarla, reinventarla. Y es precisamente en ese espacio entre lo real y lo imaginado donde habitan los sueños, los mitos y las narrativas que desafían la lógica cotidiana.
Lo fantástico como reflejo de lo inconsciente
Muchas obras animadas utilizan elementos oníricos y fantásticos para representar emociones, traumas o deseos. Películas como El Viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki sumergen al espectador en un universo donde lo absurdo y lo simbólico conviven. Las criaturas, paisajes y transformaciones que ocurren no solo maravillan, sino que hablan de crecimiento, identidad y cambio emocional.

De manera similar, Waking Life (Richard Linklater) explora el mundo de los sueños mediante la rotoscopía, generando un espacio flotante entre la vigilia y el inconsciente. Estas obras hacen uso de lo fantástico no solo como estética, sino como un lenguaje para indagar en lo más profundo del ser.

Mitos y leyendas: la raíz cultural de lo fantástico
La animación también ha sido un terreno fértil para traer a la vida mitologías ancestrales. Kubo and the Two Strings, de Laika, se basa en el folclore japonés, con espíritus, magia y una narrativa arquetípica del héroe. Coco (Pixar), por otro lado, adapta la cosmovisión mexicana del Día de Muertos, mostrando un inframundo colorido donde los lazos familiares trascienden la muerte.


En el caso de Song of the Sea o Wolfwalkers (Cartoon Saloon), el estudio irlandés recrea leyendas celtas desde una estética que parece salida de un códice medieval. Estas obras reimaginan lo fantástico desde sus raíces culturales, dándole al espectador una ventana a otros mundos y cosmovisiones.


El surrealismo visual como herramienta narrativa
Muchos creadores optan por estilos visuales que intensifican lo fantástico, no solo en la historia sino en la forma. Un ejemplo claro es The House (Netflix), una antología de historias surrealistas animadas en stop motion, donde lo fantástico toma formas inquietantes y filosóficas. También en Adventure Time, las reglas del universo pueden cambiar con cada episodio, permitiendo exploraciones tanto absurdas como existenciales.


Fantasía épica: mundos paralelos y metáforas
La animación también ha sido cuna de grandes relatos de fantasía épica. Avatar: La leyenda de Aang y La leyenda de Korra construyen universos donde la magia elemental está ligada a tradiciones espirituales y conflictos políticos. Estas historias combinan acción, filosofía y construcción de mundo, usando lo fantástico como espejo de tensiones del mundo real.

Del mismo modo, The Dragon Prince explora relaciones entre razas mágicas y humanas en un continente ficticio, retomando estructuras narrativas del high fantasy y adaptándolas a una animación accesible y diversa.

Conclusión: lo fantástico como verdad simbólica
La animación nos demuestra que lo fantástico no es solo un capricho visual o una licencia estética. Es una forma de representar verdades humanas desde otros ángulos, a veces más directos, más emocionales o más simbólicos que la realidad misma. Al recurrir a mitos, sueños, mundos alternos y símbolos universales, la animación construye puentes entre culturas y generaciones, revelando que lo fantástico también puede ser una manera de entender lo real.
Fuente:Literatura
Licenciatura en Animación y Diseño Digital
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