Batería: Tanto las energías renovables en general como los coches eléctricos en particular tienen un talón de Aquiles. El almacenamiento de la electricidad. Incluso dispositivos como los móviles adolecen de problemas de autonomía debido a las crecientes necesidades computacionales.
Las cuantiosas inversiones en una nueva generación de baterías dan alas a un cierto optimismo, pero las granjas solares y eólicas exigirán un salto cualitativo para ofrecer un suministro estable. Una de las líneas de investigación es la transición desde las baterías de litio a las de sodio, un material mucho más accesible que el primero.
El innovador proyecto tecnológico de la batearía ha sido fruto de la colaboración entre las universidades de Texas (EE. UU.) y Sungkyunkwan (Corea del Sur) con el Brookhaven National Laboratory. A fin de desarrollar cátodos de sodio más robustos y estables, han examinado con detenimiento las estructuras óseas de los mamíferos. Los huesos de este tipo de animales constan de un exterior duro y un interior esponjoso que almacena y transporta el tuétano.
Entre las grandes ventajas de estas nuevas baterías de sodio se encuentra su velocidad de carga ultrarrápida y su alta resistencia, ya que mantiene una capacidad del 90 % tras 10 0000 ciclos de carga. Eso sí, aún les quedan numerosas pruebas hasta llegar a una versión comercial.
Otro ejemplo de batería biomimética es un proyecto del MIT estadounidense que, en lugar de recurrir a estructuras óseas, se ha inspirado en las características de los músculos. En colaboración con la Southwest University, los investigadores han explorado la forma en que las fibras musculares transportan sangre, oxígeno y nutrientes para desarrollar un nuevo tipo de electrodos.