Una cápsula sin astronautas viajó alrededor del satélite y de vuelta. Y marcó el comienzo de una nueva etapa de la NASA… ¿Se lo pueden imaginar?
El nuevo y majestuoso cohete de la NASA se elevó al espacio por primera vez en las primeras horas del pasado miércoles, iluminando el cielo nocturno y acelerando en un viaje que llevó una cápsula sin astronautas alrededor de la Luna y de vuelta.
Este vuelo, que evoca la pasada era Apolo, es una prueba crucial para el programa Artemis de NASA. Que pretende devolver a los astronautas, tras cinco décadas merodeando en la órbita terrestre baja, a la Luna.
“Todos formamos parte de algo increíblemente especial”, dijo Charlie Blackwell-Thompson, la directora del lanzamiento, a su equipo en el Centro Espacial Kennedy tras el suceso. “El primer lanzamiento de Artemis. El primer paso para devolver a nuestro país a la Luna y a Marte”.
Para la NASA, la misión marcó el inicio de una nueva era de exploración lunar, que pretende desvelar misterios científicos en las sombras de los cráteres de las regiones polares. Probar tecnologías para los soñados viajes a Marte y estimular a la empresa privada a perseguir nuevas fronteras empresariales más allá del sistema solar.
Mientras China y otros países compiten por explorar el espacio, el lanzamiento del miércoles también pone de manifiesto una creciente tensión filosófica sobre cómo debe Estados Unidos perseguir sus aspiraciones espaciales. La NASA ha gastado más de 40.000 millones de dólares hasta la fecha para poner en marcha Artemis.
El gasto ilustra cómo el programa espacial sigue pareciéndose a la forma en que el Pentágono construye portaaviones y cazas F-35: caro y lento, pero principalmente controlado por el gobierno federal porque todavía no existe un mercado comercial para los tipos de grandes cohetes y transportes del espacio profundo que la NASA considera necesarios para su programa de exploración lunar.
El enfoque alternativo, en el que la NASA sería un cliente o un pasajero en las naves espaciales comerciales. Podría ser más barato y más rápido, dependiendo de las innovadoras naves espaciales construidas por empresas emprendedoras como SpaceX, liderada por Elon Musk.
“Si uno se tomara en serio la idea de volver a la Luna, simplemente apostaría por los enfoques comerciales”. Dijo Charles Miller, quien trabajó en la NASA de 2009 a 2012 como asesor principal para las actividades espaciales comerciales.
Pero es posible que el enfoque comercial no ofrezca exactamente lo que la NASA y otros responsables gubernamentales desean, y las empresas a menudo pueden cambiar de planes o quebrar.