El debranding nace por la pérdida de efectividad que comenzó a tener la publicidad hace unos años, esta nueva tendencia del branding huye de los logotipos y busca que otros elementos gráficos identifiquen y definan la marca para conseguir una marca más personal y flexible, con mayor proyección de futuro y menos corporativa.
Este término hace referencia a la tendencia cada vez más habitual de promocionar un producto sin el logotipo o la marca.
Se trata de un proceso de desorganización corporativa en la que las grandes compañías buscan eliminar el logotipo de su material de marketing para conseguir una marca más personal y flexible, con mayor proyección de futuro y menos encasillada en una identidad corporativa concreta.
Coca-Cola, Nike o Starbucks son algunas de las empresas más importantes que han apostado por el debranding.
Con esta estrategia, las empresas buscan eliminar a largo plazo los logotipos comerciales y así centrarse más en el producto que en la marca. Es una apuesta por el consumidor, porque la intención de eliminar la marca es buscar una comunicación menos corporativa y más centrada en el cliente.
La intención del debranding suele ser que la empresa parezca menos corporativa y, por tanto, más personal y con visión de futuro.
El debranding es una respuesta a las competencias provocadas por las nuevas formas de consumo. El nuevo mercado emergente ha provocado que las empresas busquen nuevas estrategias de marketing muy variadas y diferentes entre sí.
Para que una marca pueda eliminar parte de su nombre o logotipo y verse beneficiada de ello debe contar con una serie de elementos diferenciadores que le permitan poder aplicar tal estrategia; elementos como un color o una tipografía corporativa hacen que reconozcamos la marca sin su nombre.