“Estudiar en el extranjero es una experiencia que, según los expertos, al menos una vez en la vida todo estudiante debiera emprender. Por eso, debe concebirse como una inversión a futuro.”
Estudiar una carrera o un curso de posgrado en el extranjero es una peripecia vital que trasciende lo puramente académico. Deja en el alumno una impronta imborrable. Una experiencia que, según los expertos, al menos una vez en la vida todo estudiante debiera emprender.
Tal vez hace 40 o 50 años viajar para estudiar era un planteamiento inalcanzable excepto para minorías elitistas. Hoy, sin embargo, las numerosas facilidades y convenios internacionales han convertido a la movilidad estudiantil en parte inherente de su formación. Estudiar en un país distinto al nuestro debe concebirse como una inversión de por vida.
“Ciertos estudios han demostrado que seis meses de movilidad internacional cambian a una persona tanto como cuatro años de una vida normal”, indica Isabel Durán Giménez-Rico, vicerrectora de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.
El conocimiento de realidades sociales y sistemas educativos diferentes, la relación con nuevos compañeros, el alejamiento de la zona de confort familiar, la autoconfianza en uno mismo y la mejora de la inteligencia emocional multiplican la capacidad del alumno para adquirir conocimiento.
La novedad de un escenario cultural desconocido y de sus gentes es una experiencia que multiplica la motivación. Algo así como escribir sobre un libro en blanco.
Isabel Durán Giménez-Rico
Según la vicerrectora de la Complutense de Madrid, “los alumnos mejoran sus habilidades comunicativas y sus competencias interculturales al vivir en otros países y entre personas de otras culturas, razas y realidades sociales. Se convierten en ciudadanos del mundo y su red de contactos y amistades se multiplica, por lo que la ganancia no es solo académica, sino también personal”.
En 1434, Filippo Brunelleschi cambió para siempre el arte de la pintura con su tratado sobre la perspectiva. Era escultor y arquitecto y no hay registros de que jamás pintara un lienzo. Pero su escrito revolucionó la pintura, hasta entonces basada en representaciones lineales en un mismo plano. En el terreno académico, igual de inédita y enriquecedora es la perspectiva que aporta al alumno universitario una estancia fuera de su país. La de un mundo con forma, volumen y color.