El desarrollo que está experimentando la ingeniería de materiales durante los últimos años es asombroso. Y muy bienvenido.
Precisamente estos avances marcarán la diferencia, o deberían hacerlo si todo sigue su curso, en algunos proyectos que posiblemente tendrán un calado muy importante en la humanidad.
Uno de ellos es la fusión nuclear. De hecho, el proyecto IFMIF-DONES persigue, entre otras cosas, poner a punto el material que se utilizará en el revestimiento interior de la cámara de vacío en la que es necesario sostener la reacción de fusión de los núcleos de deuterio y tritio.
Ese material es capaz de soportar el impacto de los neutrones de alta energía generados por la fusión. Y no es sencillo fabricarlo.
En cualquier caso, la innovación en ingeniería de materiales en la que os proponemos indagar en este artículo es diferente, pero tiene un potencial enorme.
Un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de California (Caltech), del Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA (JPL) y de la Universidad de Tecnología de Nanyang, en Singapur, ha desarrollado un tejido con unas propiedades asombrosas.
Al igual que cualquier otro tejido, es dúctil y flexible. Y, por supuesto, se utilizará para elaborar prendas de vestir. Sin embargo, cuando se somete a un estímulo determinado sus propiedades mecánicas cambian y se vuelve rígido. Tan rígido como un metal.
Los investigadores no tardaron en darse cuenta de que si fueron capaces de controlar ese estímulo a voluntad habrían dado con un material que tendría un abanico de aplicaciones enorme. Y, como refleja el artículo que han publicado en Nature, lo han conseguido.
Un tejido asombroso que puede volverse tan rígido y resistente como un metal
Para poner a punto este tejido los investigadores han utilizado unas pequeñas piezas de un polímero sintético similar al nailon con forma de octaedro (podéis verlas en la fotografía de portada de este artículo) que previamente habían fabricado utilizando una impresora en 3D.
Estas piezas están entrelazadas unas con otras, confiriendo al material resultante la apariencia y la maleabilidad de un tejido.
La elección de la forma de octaedro no fue casual. Al parecer los investigadores probaron a imprimir elementos con forma de anillos, cubos y otras geometrías que era posible entrelazar, pero los mejores resultados los han obtenido al decantarse por la forma de octaedro.
En condiciones normales, como he mencionado, este tejido es flexible y maleable, pero al incrementar su tensión estructural se produce una transición que lo dota de una rigidez y una resistencia similares a las de un metal.
Fuente: Xataka
Ingeniería Industrial y de Sistemas de Calidad.
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