Toy Story la cinta cinematografica íntegramente hecha por ordenador, llevaba la marca Disney, pero también el desconocido logo de Pixar, la empresa que estaba a punto de cambiar la industria de la animación.
20 años después, su director, el hoy poderoso John Lasseter, devela que la historia de Woody y Buzz iba a ser muy distinta: “El protagonista era un muñeco ventrílocuo con el tono de voz John Wayne y aspecto de vaquero”.
“Tienes que ser más atrevido”. Ese es el consejo que les dieron los ejecutivos de Disney, no convencidos de que unos juguetes pudieran empujar a los adultos a las salas.
Así lo han recordado Lasseter, hoy jefe creativo de Disney y Pixar, y Ed Catmull, ahora presidente de ambas, en la celebración del vigésimo aniversario de la cinta en Los Ángeles. Y, sí, los ejecutivos odiaron la idea.
“Woody era un imbécil”, reconoce Lasseter. El vaquero era un personaje independiente que disfrutaba con su posición como favorito, hasta que llega el astronauta Buzz Ligthyear, al que intenta sabotear por todos los cauces. Tras el desencuentro, abandonaron rápidamente su oficina al norte de California para llevar a Disney en Burbank una historia “más adulta”.
“Estábamos convencidos de que tanto adultos, como adolescentes como niños podrían divertirse con los niños”, cuenta Lasseter, que reescribió el guion junto al equipo que formaban por aquel entonces directores como Pete Docter y Andrew Stanton. Sus variopintas inspiraciones: Star Wars, la carrera espacial de los 60, las buddy comedies, Fugitivos con Tony Curtis y Sidney Poitier, los dibujos de Looney Tunes de Ken Harris y Chuck Jones y hasta Casper, apunta The Hollywood Reporter.
En dos semanas dieron con una nueva historia de Toy Story, que no solo incluía simples juguetes peleándose por el poder. Ahora había un niño llamado Andy, su siniestro vecino Sid, el benevolente líder Woody y el bobalicón astronauta. Disney firmó. Y el resto, como se suele decir, es historia.