Cultivar empatía: cuando realmente eres empático quiere decir que te preocupas con sinceridad por las otras personas, respetas sus emociones y sus situaciones sin juzgar.
Cultiva la empatía con estas sencillas recomendaciones
Parece ser que hoy en día una de las cosas que le faltan a mucha gente es la comprensión hacia el sufrimiento de los demás, la empatía por entender que no todo gira alrededor de ti y que necesitas mirar hacia los lados para darte cuenta de lo que ocurre.
¿Cuántas veces te sumerges en una conversación donde alguien te cuenta algún problema y no le prestas atención o minimizas su situación? Cuando realmente eres empático quiere decir que te preocupas con sinceridad por las otras personas, respetas sus emociones y sus situaciones sin juzgar, y claro, esto no significa que no puedas dar algún consejo constructivo al respecto, pero siempre desde un lugar de respeto.
Naturalmente tu cerebro es empático, ya que tienes algo que se llama neuronas espejo, las cuales se activan cuando estás con alguien. Se les relaciona con la capacidad para darte cuenta de las intenciones o movimientos que tendrá el otro, por lo que es básicamente un mecanismo de defensa innato. Sin embargo, puede que pocas personas lo desarrollen como se debe o lo repriman conforme pasa el tiempo, lo que hace que la empatía disminuya.
¿Cómo puedes cultivar la empatía?
Escucha de forma activa y pon mucha atención al mensaje. Uno de los problemas de raíz cuando no eres empático es que realmente no escuchas lo que la otra persona te trata de decir. Te preocupa mucho más lo que pasa por tu mente y qué le vas a responder cuando termine con su discurso. Así que la próxima vez que estés en una conversación que requiera toda tu atención y veas que tu mente comienza a divagar, enfócate en tu respiración y regresa al momento presente para poder escuchar.
No des consejos cuando no te los pidan. Es normal que quieras dar tu punto de vista cuando alguien te cuenta sobre algún problema que tiene; sin embargo, a veces las personas solamente quieren ser escuchadas y no siempre necesitan saber lo que tú piensas. Si te piden un consejo, siéntete libre de hacerlo, pero si no, mejor guarda tu opinión y escucha.
Mira las fortalezas de esa persona y recuérdale lo que vale. Seguramente te pasa que cuando estás sumergido en preocupaciones o problemas, no ves las cosas buenas que tienes. Lo mismo sucede cuando otras personas se encuentran en algún predicamento. En este caso, recuérdale al otro todas las cualidades buenas que tiene.
Si empiezas a pensar en juicios, recuérdale a tu mente que no es el momento. Esto se relaciona un poco con el consejo sobre no dar tu opinión cuando no se necesite. Tú tienes una forma de ver la vida y los demás también, así que no puedes pensar que lo que tienes que decir es lo más valioso. Tienes que aprender a ponerte en los zapatos de los demás, y darte cuenta de que los juicios solamente van a generar más conflicto.