Los data centers en el mundo consumen alrededor del 1% de la energía global a nivel mundial y se prevé que para el 2030, llegue hasta al 7%.
Se acaba de celebrar la mesa virtual alrededor del tema “El camino hacia la sostenibilidad de la tecnología” en el marco del día internacional del cambio climático.
El panel discutió varios temas relacionados con la evolución tecnológica y como debía de ir de la mano con la sostenibilidad para reducir el impacto energético que tiene sobre el planeta.
Retos
La mesa fue organizada por Ikusi, una empresa especializada en telecomunicaciones y ciberseguridad. Hubo consenso en que la digitalización era un factor clave para avanzar en temas de sostenibilidad.
Para lograr esto, no solo basta con procesar y almacenar la información, también hay que “buscar alianzas con fabricantes tecnológicos que busquen una reducción en la huella de carbono, además de concientizar a nuestros clientes de la necesidad de aportar cada uno desde su campo de acción en favor del cuidado del medio ambiente y la reducción de la huella de carbono.”
Como ejemplo se mencionó la huella de carbono de algo tan inocuo como un correo electrónico, ya que cada mail que enviamos genera un 0.3 kg de Co2, derivado en gran medida del flujo de información a la nube, procesado todo en un data center.
Los data centers en el mundo consumen alrededor del 1% de la energía global, se prevé que para el 2030, llegue hasta al 7%. ¿Cómo lograr hacer sostenible tal voracidad energética?
Estrategias
El panel ofreció diferentes estrategias. La primera de ellas es promover que los proyectos obtengan la certificación LEED. Una de las certificaciones ambientales más importantes a nivel mundial. Esta se ve reflejada en varios edificios icónicos de la Ciudad de México como la Torre Reforma.
Otra estrategia consiste en promover la economía circular en todo el proceso de fabricación desde las fases de diseño hasta su venta y colocación. Un ejemplo de esto es el mercado de las baterías que equipan al sector automotriz eléctrico. Un sector que debe ser circular si realmente quiere proponer un futuro sostenible para esa industria.
Una tercera estrategia gira en torno a la digitalización. Mediante el desarrollo de herramientas de eficiencia energética para racionalizar el uso de energía en las oficinas.
Esto reduciría el consumo de energía de la infraestructura tecnológica mediante el apagado y encendido controlado de los equipos, aprovechando la flexibilidad y escalabilidad asociadas a la implementación de redes digitales para lograrlo. Últimamente, un argumento fuerte siempre será el factor económico. Esta escalabilidad del ahorro energético se vería reflejada en menores costos de mantenimiento y como efecto positivo derivado, la reducción del impacto ambiental y de las emisiones de CO2.
Otras alternativas que se discutieron fueron el desarrollo de soluciones en torno a impulsar la virtualización de entornos, el trabajo híbrido, la Inteligencia Artificial, uso de aplicaciones SAAS (Software as a Service). Algo que ya hemos experimentado muchos bajo la pandemia y de las promesas que quisiéramos hubiesen llegado para quedarse: el home office.
La actividad tecnológica y el medio ambiente pueden ir de la mano si las empresas entienden la magnitud del impacto ambiental en todos los rubros.
La digitalización es un factor clave para entender el esfuerzo invisible pero necesario que se tiene que empujar para lograr la sostenibilidad de nuestra incesante evolución tecnológica.