Gaslighting: Una forma de manipulación utilizada para hacer que la víctima dude de su propio criterio. ¿Alguna vez te han dicho estas frases en respuesta a una queja?: “tú estás loco/a”, “eso nunca pasó”, “eres muy sensible”, etc. Si es así, puede ser que estén usando la técnica de “Gaslighting” para confundirte.
¿En qué consiste el gaslighting?
“Gaslighting” es un patrón de abuso emocional en la que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción, juicio o memoria. Esto hace que la persona se sienta ansiosa, confundida o incluso depresiva.
Este término, que realmente no tiene traducción al español, viene de la película clásica de Hollywood llamada “Gaslight”, en la que un hombre manipula a su mujer para que crea que está loca y así robar su fortuna escondida. Él esconde objetos (cuadros, joyas) haciéndole creer a su esposa que ella ha sido la responsable, aunque no se acuerde. También atenúa la luz de gas (no había electricidad) y le hace creer que el fuego sigue brillando en la misma intensidad que antes.
Por supuesto, eso hace que la protagonista sienta que se está volviendo loca, no quiera salir de la casa, se encuentre ansiosa y llore continuamente. El esposo le advierte que dejará la relación, y la amenaza con mandarla a un doctor para que la medique o recluya. Por supuesto, el abusador sabe muy bien lo que está haciendo y casi consigue su cometido si no fuera por un investigador que descifra la situación y desenmascara al ladrón.
Las características del gaslighting
Aunque ésta película nos presenta un caso extremo, esta técnica de manipulación es utilizada consciente o inconscientemente en las relaciones.
Veamos algunos escenarios. Por ejemplo, tú puedes decir:
“Cuando dijiste eso me dañaste” y el abusador dice “yo nunca dije eso, te lo estás imaginando” y ahí planta la semilla de la duda.
También podría darse de esta forma:
“Cuando hiciste eso me sentí muy mal”, a lo que el abusador responde “tú eres muy sensible, era un chiste solamente”. Trata de persuadirnos para que creamos que ha sido cuestión de un error de percepción propio.
Del mismo modo, puede ser que pelees y te defiendas pero sigas obteniendo las mismas palabras: “Eres exagerado/a”, “estás haciendo una tormenta en un vaso de agua” o “estás delirando” etc. por lo que en vez de seguir confrontando o alejarte, permites que surja la duda en tu interior en un intento de favorecer la relación y buscar la aprobación de tu pareja o familiar.
Este tipo de manipulación es muy sutil pero peligrosa, ya que lleva a continuar relaciones tóxicas, a creer que realmente hay algo malo en nosotros, a ser inseguros y a depender de la opinión de otros. También nos puede alejar de nuestros seres queridos por temor a que nos confronten sobre tu relación.
Posibles efectos
Estos son los principales efectos psicológicos del gaslighting a medio y largo plazo, y que llevan a la víctima a asumir que carece de criterio para tomar decisiones por sí misma.
1. Dudas sobre la capacidad para recordar bien
El gaslighting hace que la víctima dude sobre le funcionamiento de su memoria, dado que la persona manipuladora la convence de que recuerda cosas que no ocurrieron.
2. Dudas sobre el propio raciocinio
Esto lleva a la víctima a no confiar en su capacidad para razonar y tomar decisiones, por lo que busca ayuda en el criterio de los demás, y sobre todo en la persona manipuladora, que le hace ver sus supuestos errores.
3. Dudas relacionadas con la propia salud mental
En los casos extremos, la víctima asume que tiene un trastorno psicológico que explicaría sus reacciones emocionales poco adecuadas, o sus maneras de pensar alejadas de la realidad.
4. Bajada del nivel de autoestima
Todo lo anterior se plasma en un bajo nivel de autoestima en general.
Cómo darse cuenta del gaslighting
Estas son 10 señales para saber si estamos siendo “Gaslighteados” (información recogida de psicóloga Robin Stern, autora del libro The gaslighting effect).
- Te cuestionas tus ideas o acciones constantemente.
- Te preguntas si eres demasiado sensible muchas veces al día.
- Siempre te estás disculpando: a tu padres, a la pareja, al jefe.
- Te preguntas por qué no eres feliz, si aparentemente están pasando tantas cosas buenas en tu vida.
- Constantemente ofreces excusas a tus familiares o amigos por el comportamiento de tu pareja.
- Te ves a ti mismo reteniendo u ocultando información para no tener que explicar o dar excusas a parejas o amigos.
- Empiezas a mentir para evitar que te cambien de realidad.
- Te cuesta tomar decisiones, incluso aquellas simples.
- Sientes que no puedes hacer nada bien.
- Te preguntas si estás siendo lo suficientemente buena hija/amiga/empleada/novio/a constantemente.
¿Qué puedes hacer?
Por muy sutil que sea este tipo de manipulación, no estamos indefensos ante él. Existen maneras de afrontar este tipo de ataques, a no ser que ya exista un fuerte precedente de abusos y no podamos afrontar la situación manteniendo un mínimo de serenidad.
Para actuar ante casos de Gaslighting, puedes seguir estas pautas:
1. Confía en tu intuición
Si sientes que algo no está bien, ponle atención a eso y examina qué partes no cuadran. A la hora de analizar las propias vivencias, nuestra experiencia cuenta más que la del resto.
Además, la comunicación no es un juego en el que hay que esforzarse por entender todo lo que dicen los demás. En una pareja, si no se ha comprendido un mensaje, la responsabilidad muchas veces es compartida (siempre que le hayamos prestado atención).
2. No busques la aprobación
Resiste la tentación de convencer al otro para obtener aprobación, en vez de eso puedes decir “Estamos en desacuerdo” o “Pensé en lo que me dijiste pero no lo siento verdad para mi” o “Escucho lo que dices, pero mi realidad es muy distinta a la tuya”. Eres perfectamente libre de poner fin a una conversación.
Esto solo es recomendable en casos de Gaslighting, ya que en cualquier otro contexto, como en una discusión en la que los argumentos de la otra persona son sólidos, puede convertirse en una excusa para no admitir que no tienes razón y, en definitiva, en una herramienta de la disonancia cognitiva.
3. Recuerda tu soberanía sobre los propios pensamientos
Recuerda que las emociones no son ni buenas ni malas, y nadie te puede decir si lo que sientes es cierto o no. Si tú dices “eso me hizo sentir criticado” o “me sentí triste por lo que hiciste” no lo estás sometiendo a debate. A fin de cuentas, si sientes que te humillan o te dañan psicológicamente, solo tú sientes eso; lo que experimentas no está sujeto a discusión.
No te disculpes por sentir, lo que sí debes evitar es agredir, manipular o actuar de forma dañina.
4. Sé consciente de tus valores
¿Por qué valores quieres ser que te recuerden? Crea una lista de valores personales. Por ejemplo, “pasar tiempo de calidad con mis seres queridos”, “cumplir las promesas”, “ser generoso/compasivo”, “decir la verdad “, “viajar”, “tener la mente abierta”, “mantener la espiritualidad”. Eso te ayudará a mantenerte centrado y saber también qué valoras de los demás.
De algún modo, los valores actúan como la columna vertebral de nuestro comportamiento. Pase lo que pase, lo que digan o hagan los demás o no nos debe obligar a ir en contra de ellos. El momento en el que alguien nos presione para violar estos principios básicos, sabremos que se nos está intentando manipular.
5. Mantén tus límites personales
Si alguien los traspasa, hazlo saber y plantea una consecuencia. Por ejemplo, si te gritan o abusan verbalmente de ti, puedes decir “no me siento cómodo con lo que dijiste, me parece una falta de respeto y no lo pienso dejar pasar”. Mantente firme.
Si se repite, hazlo saber de nuevo y dependiendo de la relación, busca un diálogo sincero en donde ambos se comprometan a no volverlo a hacer o aléjate.
Si la persona no se hace responsable de sus faltas y continúa “gaslighteándote” pregúntate si deseas continuar la relación o la frecuencia de las visitas en caso de familiares o amigos. Trabajar la propia asertividad es indispensable para hacer valer los propios intereses con dignidad.