Con la vista puesta en la construcción. Durante el último Consumer Electronics Show (CES), la compañía presentó una nueva excavadora eléctrica.
Esta excavadora incorpora las baterías del fabricante Kreisel Electric. El matiz no es anecdótico. A finales de 2021 Deere se hizo con una participación mayoritaria en la empresa austriaca, fundada siete años antes, interesada en su desarrollo tecnológico.
Ahora recalca las fortalezas de su nuevo modelo para las empresas de la construcción. “La excavadora eléctrica, alimentada por una batería Kreisel, proporcionará a los trabajadores de la construcción y a los constructores de carreteras unos costes de explotación diarios más bajos, menos ruido en la obra, una mayor fiabilidad de la máquina y cero emisiones, sin sacrificar la potencia y el rendimiento que necesitan en una máquina”, reivindica la firma.
Reforzar el catálogo.
“La tecnología de carga de Kreisel da como resultado conexiones más rápidas y económicas a la red eléctrica”, desliza. No es desde luego su primera excavadora. Su catálogo incluye ya algunos modelos, además de otra maquinaria pensada para las obras, como cargadores, bulldozers, retroexcavadoras o camiones volquetes, gama esta última que acaba de ampliar en enero.
Replantearse la siembra.
Otra de las novedades que la multinacional llevó al CES es su tecnología ExactShot para siembra, con la que aspira a reducir en más de un 60% la cantidad de fertilizante que se utiliza inicialmente al plantar cultivos. El sistema echa mano de sensores y robótica para arrojar una cantidad controlada. La idea es rociar dosis precisas de alrededor de 0,2 ml. A medida que se plantan las semillas en vez de aplicar un flujo continuo a lo largo de todo el surco.
“En toda la cosecha de maíz de EEUU, podría ahorrar más de 93 millones de galones de fertilizante iniciales al año y evitar que el líquido desperdiciado fomente el crecimiento de malas hierbas o aumente el riesgo de que acabe arrastrado a una vía fluvial”, asegura Deere. El mensaje tampoco es gratuito. La compañía precisa que el aumento previsto de la población mundial, hasta casi 10.000 millones en 2050, exigirá un aumento de la producción de entre el 60 y 70% en las tierras de cultivo actuales. Uno de sus retos es cubrir esa demanda sin agravar una huella medioambiental a la que autoridades y clientes prestan cada vez más atención.
No todo es maquinaria.
No. Deere no solo tiene la vista puesta en la maquinaria, por más moderna y con mejores prestaciones que esta ofrezca. A medida que ofrece una tecnología más avanzada y servicios automatizados, parte de su atención se centra también en el software que permite, asegura, una gestión más eficiente de las explotaciones agrícolas. Y apunta alto en su empeño.
Según precisa The Wall Street Journal, en solo unos años, 2026, Deere quiere conectar a su Centro de Operaciones basado en la nube 1,5 millones de máquinas y 500 millones de acres, algo más de 202 millones de hectáreas. La apuesta está de nuevo bien calculada: si bien la venta de maquinaria seguirá siendo el fuerte de su negocio y la reparación resulta muy atractiva, el margen de ganancia que deja el software es jugoso: un 85% frente al 25% de la venta de equipos. Para finales de esta misma década sus directivos esperan que las tarifas por uso del software generen ya aproximadamente del 10% de los ingresos de la compañía.
Con la vista puesta en los satélites.
Con ese telón de fondo, hace poco el director de tecnología de Deere, Jahmy Hindman, reconocía a la CNBC que la compañía quiere ahondar en el campo de la comunicación satelital. Poco antes ya había mostrado su interés en ese campo al emitir un “Request for Proposals”, un documento comercial en el que manifestaba su interés en las SATCOM para conseguir una “solución de vanguardia” y solicitaba ofertas de contratistas.
Fuente: Xataka
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