El Mercedes EQS es una oda a la irracionalidad. Y desde este prisma debemos enfrentarnos a su prueba. Alcanza un total de 189.211,09 euros.
Desde luego, acercarse a los 200.000 euros para comprarse un coche no puede entenderse desde la racionalidad. Y esto es clave para entender todo lo que ofrece esta berlina eléctrica de lujo.
Mercedes EQS, una barbaridad
Europa se encamina al vehículo eléctrico. No es sólo una cuestión de que a partir de 2035 no podrán venderse vehículos de combustión. Es que, mucho antes, estos motores serán raros de ver, como consecuencia de la futura normativa Euro 7. Y los combustibles sintéticos tampoco parece que se puedan posicionar como una opción.
A la hora de enfrentarse a sus primeros modelos eléctricos, la mayor parte de las firmas han optado por la vía conservadora: electrificar sus modelos más caros y optar por el SUV. No es casualidad que Mercedes empezara su línea de vehículos eléctricos por el Mercedes EQC (la versión eléctrica de su superventas GLC) y que su primer integrante con carrocería de berlina fuera este Mercedes EQS, para el que se guardaron todos los ases posibles debajo de la manga.
El más llamativo de todos: su Hyperscreen. Durante los días que he tenido el vehículo cedido, la mayor parte de mis allegados se han quedado sorprendidos cuando han visto el coche por fuera. Pero ha sido al sentarse en el asiento del copiloto cuando realmente se han quedado impresionados. Sus tres pantallas, en un solo marco que fluye de lado a lado del habitáculo, es, sin duda, el interior más impactante que he visto.
En el Mercedes Clase S se acumula toda la última tecnología de la marca de la estrella. Y su primer Mercedes EQS no podía ser menos. Es una inmensa berlina de 5,223 metros de largo y 1,926 metros de ancho que, a la vista, no parece tan grande. Probablemente, su figura, que en su versión de acceso marca un impresionante 0,20 Cx aerodinámico (aquí ligeramente empeorado por algunos detalles propios de la versión preparada por AMG) es la principal causante. En la vista lateral, las impresionantes llantas de 22 pulgadas centran cualquier mirada.
Por dentro, como decíamos, todo un arsenal tecnológico. Sentarse por primera vez en el interior del EQS con pantalla Hyperscreen abruma. El asiento te abraza y los controles táctiles te sitúan exactamente donde tú quieres. A mano tienes el cuadro de instrumentos, un gigantesco espacio central dedicado a la información multimedia, al navegador, todo tipo de de información de la ruta o para la carga, sus modos deportivos (incluido uno específico para circuito) y hasta un espacio propio para jugar y pasar el rato. El acompañante recibe su propia pantalla, con acceso a servicios para su uso exclusivo.
El derroche es tal que esta superficie también cuenta con respuestas hápticas para confirmar que hemos pulsado la opción requerida y necesita de una CPU de ocho núcleos, 24 GB de RAM y un ancho de banda de 46,4 GB por segundo para mover todos sus menús, aplicaciones y animaciones que, por supuesto, vuelan. El entorno carece de capas (para no perdernos en submenús) y muestra primero las opciones que más utilizamos durante nuestro uso.
Tecnologías de carga: sí, otra vez aquí
El Mercedes EQS, esta berlina eléctrica de la que no me he cansado de repetir que es ideal para viajes largos y disfrutar de su placentero habitáculo tiene un problema: es imposible pasar de los 400 kilómetros reales sin tener que hacer una parada de recarga. Y eso, en agosto de 2022 en España, es un problema.
En países donde la red de recarga sea más densa y cuente con mayor número de enchufes de alta potencia disponibles, puede ser un inconveniente menos determinante. Aunque, en mi opinión, sigue siendo un problema por el que Mercedes tenía que pasar si quería lanzar al mercado una berlina eléctrica que reflejara toda la tecnología que tienen entre manos en este momento.
Con la llegada del coche eléctrico, las grandes berlinas de representación alcanzan otro nivel. Un nivel aún más exquisito. Sólo es cuestión de tiempo (y, personalmente, no creo que pase mucho) que sus autonomías aumenten exponencialmente. Sobre todo si tenemos en cuenta que juegan con un espacio extraordinario para montar grandes baterías y que la gestión de las mismas aún tiene mucho camino por andar.
Fuente: Xataka
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