El clima desértico de los Emiratos Árabes Unidos, las tormentas de arena y la escasa probabilidad de lluvias, hacen del diseño de la arquitectura y la confortabilidad de los habitantes una tarea compleja, donde las temperaturas en los meses de verano superan los 40 °C.
Desde la Edad Media, las casas y palacios de las distinguidas familias árabes han sido equipadas con ventanas “mashrabiya”, un particular entramado que deja entrar aire y algo de luz, bloquean en gran parte el calor del día y protegen el interior de voyeristas. Estas rejillas geométricas de madera, a veces forradas con vidrieras, son altamente funcionales y decorativas.
Las Torres Al Bahr ubicadas en Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, han sido reconocidas internacionalmente por los altos niveles de eficiencia energética y de tecnología de su mashrabiya. Una red de paneles plegables suspendidos, que se abren y cierran según la posición del sol, minimizando el uso de energía y maximizando la comodidad de los ocupantes.
La firma arquitectónica AHR diseñó las torres para el Consejo de Inversión de Abu Dhabi, y trabajó junto con la firma global Arup, que desarrolló todos los aspectos de ingeniería del diseño, incluyendo las innovadoras fachadas.
Este sistema con forma de panal es operado por un software de seguimiento solar que controla la secuencia de apertura y cierre, según la posición del sol. Los sensores también capturan la velocidad del viento y los datos de radiación solar, para ajustar la fachada en casos de vientos extremos o condiciones de nublado prolongado.
Los edificios inteligentes y sus componentes han sido utilizados desde hace más de una década. Están presentes en los sensores de movimiento que encienden o apagan la luz, o los termostatos de Nest, que rastrean cuántas personas se encuentran en un espacio determinado y adecuan la calefacción de acuerdo con las necesidades de tales residentes.
Los grupos de paneles triangulares de las Torres Al Bahr tienen forma de flores que florecen a través de los dos edificios de 26 pisos. Son 2.098 unidades, de un peso de 1,5 toneladas cada una, que se encuentran suspendidas a 2,8 metros de la superficie del edificio (para permitir el acceso a la limpieza de las ventanas y al mantenimiento del sistema de sombreado).
El material de los paneles está hecho de fibra de vidrio recubierta con teflón. Estos varían ligeramente de tamaño debido a que las torres no son perfectamente cilíndricas. El entramado se constituye sobre seis arcos tangenciales adheridos sobre tres círculos que se cruzan, un patrón geométrico tradicional en la región.
A medida que el sol se eleva en el este y se pone en el oeste, un sistema de control sigue su trayectoria, abriendo y cerrando gradualmente los paneles de la fachada en respuesta a su posición y fuerza. Un anemómetro que mide la velocidad del viento y un sensor de radiación solar en la parte superior de los edificios puede anular el programa en caso de condiciones extremas.
Pero las fachadas fueron diseñadas para funcionar en un ambiente agresivo. Además de las altas temperaturas y fuertes vientos ocasionales, el aire está cargado de arena, polvo y sal. Durante la fase de diseño del proyecto, Arup desarrolló las especificaciones a seguir para las pruebas fuera del sitio, donde una unidad de sombreado a escala completa estaba sujeta a 30.000 ciclos de apertura y cierre, equivalentes a aproximadamente 40 años de uso.
“Un factor clave en el diseño fue una visión más natural del edificio y minimizar el uso de luz artificial”, indicó Giorgio Buffoni, especialista del equipo de ingeniería de fachada de Arup en Londres.
A esto agregó, “cuando preparamos el diseño hubo una preocupación de que el proyecto pudiera ser percibido como demasiado arriesgado por los contratistas”. Pero la empresa que estuvo a cargo, la firma china Yuanda, se vio muy interesada en desarrollar el innovador sistema con Arup y AHR.
Las torres de lejos se asemejan a troncos de palmeras; todos los lados de las torres están cubiertos de este sistema de sombreado externo, a excepción del ala norte de los edificios, que no reciben luz solar directa, y la parte superior de la torre que está acristalada con cerámica frit adicional. Una de las torres alberga tres jardines, que también están protegidos por el sombreado externo.
“Puede que el sistema en cuanto a ahorro de energía no sea el más inteligente, pero es robusto. La estrategia de los sensores se basó en minimizar el nivel de complejidad. Y eso encarna muchos de los 10 principios del diseñador industrial Dieter Rams para un buen diseño: es innovador, útil, duradero y respetuoso con el medio ambiente”, concluyó Tim Casey, director de proyectos de Arup.