Egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco construyó una cápsula para sismos en forma de huevo de velociraptor debido a su alta capacidad de resistencia.
Reynaldo Vela egresado proveniente de Tepotzotlán, Estado de México cuando era estudiante se le ocurrió la posibilidad de construir una cápsula para sismos, en donde alguien pudiera resguardarse y mantenerse con vida no solo durante el siniestro, sino durante días por venir, en caso de quedar atrapado entre escombros.
7 años después la cápsula ha tomado forma de huevo de velociraptor debido a su alta capacidad de resistencia. Antes de decidirse por esa forma, se probaron más de 2,000 formas geométricas, como cubos y esferas. Su nombre; K 107, el mismo del salón en donde estaba Reynaldo Vela cuando tuvo la idea.
30 días de superviviencia
12.5 millones de pesos le ha tomado al ahora egresado proveniente de Tepotzotlán, Estado de México, concretar aquella idea. Ahora la cápsula es toda una realidad, comenzó a comercializarse a finales del 2017 y actualmente hay cerca de 400 pedidos en vías de ser abastecidos.
La cápsula incluye una alerta sísmica para alertar oportunamente ante la posibilidad de un sismo. Está construida en una mezcla de resina, kevlar, acero y aleación de titanio, lo que la hace capaz de soportar el impacto de un inmueble que colapsa. Para facilitar las tareas de rescate, integra 4 geolocalizadores, y por si fuera poco, almacena comida y agua par mantener a un ser humano con vida hasta por 30 días.
En entrevista con Conacyt, el inventor dijo que la base de la alimentación es el amaranto, puesto que contiene una gran cantidad de proteínas, vitaminas y minales y es muy ligero. El amaranto también juega un papel importante en la alimentación de astronautas.
45 mil pesos por una cápsula
En caso de una inundación la cápsula es capaz de flotar, y en caso de un incendio la salvaguarda del ocupante está garantizada, pues es hérmetica. La cápsula tiene su propio banco de baterías de litio y el mantenimiento que requiere consiste en cambiar cada 18 meses el depósito de agua, y cada dos años y medio el tanque de oxígeno.
La cápsula tiene un costo de 45 mil pesos, y Vela ha asegurado en entrevista con El Universal que por cada 10 piezas vendidas se dona una a personas de bajos recursos.