Meizu y Vivo, ambos fabricantes chinos, se han lanzado al ruedo con una idea arriesgada: sus últimos teléfonos no tienen ningún botón físico, pero tampoco ni puertos ni clavijas ni bandas para tarjetas de memoria. Ni siquiera altavoces externos. Y tampoco tarjetas físicas SIM, aunque no es una rara excepción dada la existencia de tarjetas SIM virtuales, las llamadas eSIM, que ya incorporan algunos dispositivos como el iPad o el Apple Watch.
Uno de ellos, Meizu Zero, nombre con el que se ha bautizado el producto, presenta un diseño sellado y aparentemente hermético en un cuerpo uniforme que emplea un sistema sistema háptico; reproduce el sonido desde la pantalla. La gracia de esta idea es que este «smartphone» está fabricado en una pieza, con un cuerpo de material cerámico con un acabado liso y uniforme, en color negro o blanco. Su pantalla, de tipo OLED, con un tamaño de 6 pulgadas, presenta una cámara frontal de 20 megapíxeles, y en la parte posterior, tiene una cámara dual de 20 megapíxeles y 12 megapíxeles y flash LED.
Lo destacado de este dispositivo es que carece de puertos, altavoces y botones físicos. Para cargarlo, emplea tecnología de carga inalámbrica Qi y soporta, además, sistema de carga rápida de 18 W. Y tiene la tecnología mSound 2.0, que reproduce el sonido desde la pantalla. Potencia, sobre el papel, no le falta, hasta el punto que la marca promete que es uno de los más veloces de mercado. Su cerebro se basa en un microprocesador Snapdragon 845 de Qualcomm, y ofree resistencia al agua y al polvo con el estándar IP68.
En el caso de su rival en el sector, el Vivo Apex 2019, presentado también esta semana en China, apuesta por un plantemiento similar. Para lograrlo, la marca ha incorporado una tecnología llamada «Touch Sense», que permite aprovechar las capacidades de las pantallas para que, por medio de la presión, los usaurios puedan gestionar las aplicaciones. Algo similar a la tecnología propietaria 3D Touch, que Apple ha llevado a las dos últimas generaciones de iPhone.
El equipo de audio, discreto, se basa en una tecnología Body SoundCasting, que permite que el sonido se proyecte desde la propia pantalla. Algo similar a lo que consiguen los televisores más avanzados de Sony. En este caso, su arquitectura es robusta: monta el nuevo microchip Snapdragon 855 de Qualcomm, jalonado por unos guarismos en teoría impresionantes: 12 GB de memoria RAM y 256 GB de capacidad interna. Los puertos USB de carga se sustituyen por un sistema magnético que habilita la carga de manera inalámbrica y que también permite la transferencia de archivos sin utilizar cables.
Fuente: ABC
Universidad Internacional Uninter
Ingeniería Industrial y de Sistemas de Calidad
