El mundo digital ha llegado a nuestras vidas y, en gran medida, dicta ritmo y compás. ¿Y entonces? ¿Enfrentamos un destino de irremediable superficialidad? ¿Qué será del hábito de la lectura? ¿Y del lenguaje? ¿Y qué de la enseñanza en escuelas y universidades? ¿Sólo calamidades por venir?
Los alumnos digitales usan correos electrónicos, chats, comentarios en la web, mensajes vía teléfono celular.
¿Y entonces? ¿Enfrentamos un destino de irremediable superficialidad? ¿Qué será del hábito de la lectura? ¿Y del lenguaje? ¿Y qué de la enseñanza en escuelas y universidades? ¿Sólo calamidades por venir?
Pues, a juzgar por algunos expertos, los alumnos digitales no precisamente son un mito, “Es un mito lingüístico eso de que las generaciones hablan cada vez peor y que los jóvenes tienen cada vez menos léxico”, asegura la Profesora Virginia Bertolotti del Departamento de Medios y Lenguajes de la Facultad de Información y Comunicación.
“No todo está perdido en los alumnos digitales”
Las nuevas tecnologías y las redes sociales presentan incluso ciertas ventajas, indica Bertolotti, también miembro de Número de la Academia Nacional de Letras de su país:
“Permanentemente un montón de gente esté discutiendo sobre un montón de cosas, opinando y contrastando su opinión con la de otros, que haya foros, resulta valioso y democratizador”, destaca.
Y continúa derribando los mitos de “Ya nadie lee libros” que suele escucharse, “Sin embargo, muchos siguen leyendo libros, pero los leen de una forma distinta a como se leía antes, o llegan a un libro a través de una película o hacen su canal de youtube donde los comentan”, asegura la académica.
En la actualidad, prima un consenso respecto a considerar lo analógico y lo digital como ámbitos complementarios, lejos de aquella visión antagónica entre lectura y tecnologías audiovisuales.“Ahora no leen porque se la pasan con el teléfono en la mano”, es también una queja tradicional”, continúa Bertolotti.
“En realidad, cuando los jóvenes están con el teléfono, hacen cosas que otras generaciones no podíamos hacer, como esa autobiografía permanente que aparece en las redes, donde cuentan cosas acerca de sí mismos”
En definitiva riesgos y potencialidades, hacen que hoy lo digital y lo analógico convivan, pues nuestro mundo se ha hecho anfibio.