Los emprendedores tenemos un rival llamado zona de confort, un enemigo muy inteligente y sutil que suele atraparnos sin que nos demos cuenta.
La zona de confort es, en realidad, una fracción de tiempo que se termina para dar paso a otro instante que requiere de nosotros otro tipo de acción.
No se trata de un lugar maravilloso sino todo lo contrario. Es el lugar donde la comodidad y la seguridad aparentes mantienen cautivo a nuestro espíritu emprendedor. No es un espacio amplio sino un hueco pequeño donde nuestros sueños y capacidades se acurrucan, resguardándose de la nada y dejando escapar múltiples oportunidades de emprender, crecer y prosperar.
Emprender es crear desde cero, algo donde no había nada; implica salir hacia lo desconocido y enfrentar nuevos desafíos inéditos. Precisamente por eso, la zona funciona como un ancla que tira nuestros sueños hacia abajo.
Le gusta hacerte sentir que el estatismo es seguridad, que la ausencia de transformación es seguridad; que el salario es seguridad. Es como una grabación que automáticamente se enciende en la cabeza cuando el corazón decide lanzarse. Te tienta, te seduce y busca atraparte.
Atrévete a salir de tu zona de confort y cumple todos tus sueños y metas, que nada te detenga.