El descubrimiento de una de las galaxias más lejanas del universo o la captura de la primera imagen de un agujero negro no hubieran sido posibles sin el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, el telescopio espacial de plato único más grande del mundo y que se ubica en el extinto volcán Sierra Negra o Tliltéptl, a un costado del Pico de Orizaba; se trata de una infraestructura astronómica altamente competitiva de la que te hablaremos a continuación.
Su origen
Fue hace más de 25 años que un grupo de astrónomos de México y la Universidad de Massachusetts empezaron una colaboración para construir un enorme telescopio con instrumentación de vanguardia con ciertas características como una ubicación climatológicamente privilegiada y acceso a la bóveda celeste del hemisferio sur.
El objetivo de estos investigadores era proporcionar descubrimientos científicos y realizar observaciones astronómicas en longitudes de onda de 0.85 a 4 mm, así como en bandas milimétricas, hasta submilimétricas, ya que permite la detección de luz milimétrica con gran velocidad de objetos celestes y otras regiones en evolución como planetas, estrellas y galaxias a través de los más de 13 mil millones de años del Universo.
Desafortunadamente, con la llegada de la pandemia de covid-19, el Gran Telescopio Milimétrico detuvo todas sus operaciones y a la fecha continúa cerrado; sin embargo, en los últimos 16 meses se han podido realizar un número limitado de visitas al telescopio sobre todo para llevar a cabo acciones de mantenimiento urgente. Durante estas actividades, se han podido encender los sistemas del telescopio principal y moverlo un poco en el eje de azimut y en el de elevación, lo que es una “noticia alentadora”, ya que no se encontraron fallas o problemas importantes en el sistema, detalló el sitio web del telescopio.
Actualmente es operado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la Universidad de Massachusetts en Amherst.