El mundo entero quedó conmocionado con la noticia de un nuevo conflicto entre los ya tradicionales enemigos, Israel y Palestina. Los enfrentamientos entre ambas naciones se han desarrollado a lo largo de los años y tratar de comprender las tensiones entre ellos podría parecer complejo, sin embargo, el origen de las rivalidades es más simple de lo que parece.
A pesar de lo que muchos pudimos llegar a pensar acerca de la religión y la pérdida de su relevancia en la sociedad, en los últimos días, Medio Oriente ha puesto sobre la mesa lo profundamente equivocados que estábamos. La realidad es que la religión fue el motivo por el cual iniciaron los enfrentamientos entre judíos y palestinos; lejos de establecer una postura a favor de unos o de otros, resulta interesante analizar el poder que lo “divino” tiene sobre nosotros y nuestras acciones.
A pesar de los múltiples avances científicos, tecnológicos y sociales y de los repetidos cuestionamientos hacia la fe, Dios y la religión, el ser humano no ha logrado desprenderse del todo de la creencia de que existe un ser o ente supremo, a él acudimos cuando las desagracias nos invaden y somos incapaces de encontrar una respuesta certera y lógica.
¿Por qué somos la única especie que construye templos, reza alabanzas y determina lo bueno y lo malo a partir de unas escrituras que considera sagradas? La religión representa la oportunidad de convivir con aquello que no controlamos, nuestras emociones y todo lo que de ellas se desprende, tal vez es por eso que la religión tiene tanta influencia sobre nosotros, en la religión no hace falta pensar, solo basta con creer y seguir lo establecido, la religión hace la vida “más fácil”, encontrando todas las respuestas y soluciones en Dios.
No hay que ser un experto para deducir que entonces, los seres humanos encuentran en ella un espacio seguro, en el que sus penas y tragedias parecen más pequeñas y menos dolorosas, en el que se sienten acompañados y vislumbran un futuro prometedor; tal vez la religión no es para todos, pero hasta este punto, no se percibe un problema con la esencia de la misma, de hecho, la función fundamental de la religión es muy noble, entonces, ¿en qué momento ésta se desvía y sirve para validar actos extremistas, violencia y ataques? Si Dios existe, estoy segura de que nunca imaginó que el consuelo y la esperanza que representa fuera el origen de actos y decisiones cegadas, que en lugar de unir y establecer paz entre sus hijos, a pesar de que cada uno lo llamara de forma diferente, se convirtió en la justificación para matarse los unos a los otros.
Los ataques despiadados del grupo Hamás y la similar respuesta de Israel han dejado claro que la religión abraza el alma, pero también causa terror y desespero. La triste realidad es que en el nombre de Dios y siguiendo sus mandatos divinos, hombres, mujeres y niños han perdido la vida y los que no, se enfrentan a la posibilidad de ser las próximas víctimas, si Dios existe que nos perdone por traer el infierno a la tierra.
Redacción: Milene Ríos.
Edición: Aldo L. Alcón.
Departamento de Relaciones Internacionales.