La necesidad primera del ser humano es comunicarse y cada uno lo hace con su estilo y forma característica. Sin embargo, en determinadas situaciones formales se pierde la naturalidad y no se consigue conectar con quien se tiene enfrente. El buen comunicador es aquel que sabe cómo transmitir sus mensajes. Comunicar de forma efectiva requiere entrenamiento, ya que la destreza para expresar una idea es tan importante como la idea misma.
Existen dos elementos clave para una comunicación efectiva que no siempre se tienen en cuenta: en primer lugar, el objetivo que se tiene al transmitir un mensaje y, en segundo lugar, tener clara la idea que se va a exponer. Además, no todas las personas perciben los mensajes de la misma manera, por lo que es necesario desarrollar la habilidad de adecuarse a la situación a la persona que se tiene delante.
Partiremos de lo que ya seguramente han visto en algún manual sobre fondo y forma, como equivalentes a contenido y forma.
La producción audiovisual ha sido considerada arte de lo real y particularmente de las imágenes “realistas”. El arte de mirar lo real se ha convertido en el de fabricar una imagen. Sabemos también que la luz construye un espacio para el ojo y es la fuente de toda representación. (Que nosotros percibimos a través de la proyección en la pantalla o en el monitor).
Para el teórico Jean Mitry, el “fondo” y la “forma” constituyen el relato artístico.
Reconocemos provisoriamente al “fondo” como el “contenido”; es decir lo que suele denominarse el tema. Algo así como la “intriga” de lo que la historia narra.
En verdad, el tema es el “contenido latente” a lo largo de todo un film, que sin ser explicitado se va filtrando en la conciencia del espectador. Vulgarmente: “De lo que trata lo que acabamos de ver en el cine.”. Incluso hay quienes lo denominan el mensaje.
Por su lado la “forma” es la estructura dada a los hechos representados y cuya representación da un “sentido” y no otro (o sea el “contenido” que subsiste en dicha forma). Entonces, para el espectador, es la “forma” la que convoca a las ideas, dado que es su única manifestación sensible. Por eso, decir que una idea está “expresada”, es decir que se ha hecho sensible mediante una forma, a la vez necesaria y suficiente, que da a la idea su sentido acabado.
La comunicación verbal, es decir, el contenido del mensaje, es algo que es necesario focalizar bien, pero que no alcanzará todos sus objetivos si no se acompaña de los dos elementos de comunicación no verbal descritos. La clave del éxito para conectar de forma efectiva es la combinación de comunicación no verbal y verbal, esto quiere decir que la forma y fondo deben de ir de la mano.