Un proceso de conceptualización consiste en definir las ideas base y principales que serán utilizadas para la estructuración de un propósito, y que a su vez servirán para orientar el lineamiento de diseño.
En la atmósfera de las comunicaciones, muchas veces conceptualizamos sin darnos cuenta, ya que en todo momento estamos expuestos a distintos estímulos, desde los medios físicos a digitales que nos rodean.
Éstos nos generan pensamientos, sensaciones e ideas, pero no por casualidad, sino porque dichos estímulos fueron previamente conceptualizados por alguien, para promover e impulsar alguna idea en específico.
Por ello es primordial vivir este proceso cuando nos vemos enfrentados en un nuevo proyecto comunicacional, ya que todo lo que vamos a desarrollar posteriormente responderá a una dirección coherente en términos funcionales y visuales.
En todo este proceso es fundamental enfocarse en algunos puntos:
- Definición del problema o necesidad.
- Objetivos que se esperan alcanzar.
- Trayectoria en el mercado y antecedentes de la marca (documentación/investigación).
- Público objetivo
- Respetar la línea y esencia de la marca.
El fin es comunicar un mensaje que obedezca al objetivo de comunicación, planteado en conversación con nuestra contraparte.
Técnicas de conceptualización
Para iniciar este proceso, es necesario hacer uso de algunas técnicas que permitan, no solo crear ideas, sino ideas innovadoras y funcionales para nuestros objetivos.
A continuación, les dejo las 3 básicas y principales:
- Lluvia de ideas: La idea principal es buscar el mayor número de ideas posible en un corto espacio de tiempo.
- Moodboard: Tablero de inspiración. Se trata de graficar visualmente una idea o definir alguna línea gráfica a trabajar con colores, tipografías, símbolos, texturas, etc.
- Mapa mental: Consiste en partir de una idea central y, a partir de ahí, comenzar a hacer ramificaciones a partir de conceptos relacionados que nos ayudarán a generar ideas nuevas.
El diseño como experiencia
Teniendo el concepto ya desarrollado en el proceso de creación, es importante visualizar el producto o servicio que se está trabajando como una experiencia para los usuarios.
Esto quiere decir que se pueda aplicar el concepto como parte de un vínculo específico entre el público objetivo y la marca, ya sea emocional o funcional, centrándonos en el usuario.
Una comunicación puede ser más efectiva cuando está orientada a diseñar experiencias que promueven una forma de conducta determinada en los grupos de interés de la marca.
Las personas ya no compran solo los beneficios y utilidades de un producto o servicio, sino también, los valores que representan, las emociones que despiertan y los sentimientos que nos evocan. Muchas veces la fidelización de clientes va a depender de ésta última parte del proceso.
FUENTE: https://www.internal.cl/nosotros/